Un documento que se hace esperar.
Desde diciembre de 2024, la rendición de cuentas del Municipio de Carmelo (diciembre 2023 – diciembre 2024) ha sido postergada en reiteradas ocasiones. Finalmente, tras sucesivas prórrogas, se fijó como fecha límite el 30 de abril de 2025. Este aplazamiento se da en un año electoral, en un contexto de creciente interés por la gestión local y en un momento donde la transparencia y el uso de fondos públicos cobran una dimensión especialmente sensible.
Un antecedente que marca.
La última rendición de cuentas presentada por la alcaldesa fue rechazada por los representantes del Frente Amplio, quienes se abstuvieron de votarla con el argumento de que el documento carecía de explicaciones suficientes, detalles y datos que permitieran una evaluación clara de la ejecución presupuestal. Esto deja planteada una preocupación institucional sobre la calidad de los informes rendidos, y coloca nuevamente en debate el estándar de transparencia que deben tener los gobiernos locales.
La información que llega tarde.
El uso de recursos públicos en cualquier municipio es materia de debate y análisis, pero lo es aún más cuando se trata de fondos que provienen directamente de los contribuyentes locales. El atraso en la entrega de la información debilita uno de los pilares del control democrático: el acceso a datos para la ciudadanía, especialmente en lo que refiere a ingresos, egresos y destino del dinero público. Esta demora no solo impide un escrutinio a tiempo, sino que también abre margen para lecturas políticas diversas.
La paradoja electoral.
Curiosamente, mientras el retraso en la rendición puede constituirse en un tema de campaña —con potencial para ser utilizado como insumo político en el cierre electoral—, la ausencia sistemática de los propios candidatos a concejal en las sesiones del Concejo Municipal relativiza esa posibilidad. Algunos no han asistido nunca a una sesión; otros han evitado involucrarse en los mecanismos internos del funcionamiento municipal. Esto deja en evidencia una desconexión entre la aspiración electoral y la práctica política concreta.
Posibles escenarios.
-
Si la rendición del 30 de abril se presenta con datos sólidos y explicativos, podría ser leída por el oficialismo como una respuesta eficaz a los cuestionamientos anteriores. Pero el margen de maniobra será mínimo si no se habilita una instancia de análisis público posterior.
-
Si, por el contrario, el documento vuelve a ser escueto o ambiguo, la oposición podría utilizarlo como argumento de campaña en la recta final, especialmente si logra vincularlo con reclamos vecinales o carencias visibles en la ciudad.
-
Pero si ningún actor político toma ese insumo —por desinterés o falta de estrategia—, la rendición pasará sin pena ni gloria, y el debate sobre el uso de fondos públicos quedará desplazado por otros temas más movilizadores.
Una oportunidad o una omisión.
El tratamiento de la rendición de cuentas, en este caso, está dejando a la vista tanto las dificultades de gestión del oficialismo como las carencias de fiscalización de la oposición. La falta de asistencia de algunos candidatos al funcionamiento interno del Concejo deja planteada una falla estructural en el compromiso político con lo local, y revela un vacío en la construcción de alternativas serias de gobierno.
Comentarios