En el Salón de Actos del Palacio de Gobierno Departamental de Colonia, se llevó a cabo la firma de un convenio entre la Intendencia y la Coordinadora de Entidades Pro Bienestar del Anciano (COBIAN), que nuclea a trece hogares sin fines de lucro del departamento. El acuerdo formaliza un compromiso interinstitucional para fortalecer las condiciones de vida de las personas mayores a través del acceso a actividades culturales, recreativas y de integración comunitaria.
La medida, en sí misma, no introduce un programa completamente nuevo, pero sí lo consagra como política articulada y estable, bajo un marco institucional claro. La firma del documento, leída por la escribana Jimena Madero, estuvo acompañada por autoridades departamentales y representantes de los hogares, en un gesto que combinó el simbolismo político con la proyección práctica.
La política del cuidado como deber público
La presidenta de COBIAN, Virginia Delgado, calificó la instancia como “histórica”, valorando especialmente el vínculo establecido con la Dirección de Acción Social y con el propio jefe comunal, Guillermo Rodríguez. En su oratoria, subrayó el “trabajo silencioso” de la coordinadora, visibilizando una red de atención que sostiene, a menudo sin reconocimiento mediático, el bienestar cotidiano de cientos de personas mayores.
La mención de Delgado puede vincularse con lo que la filósofa Diana Aurenque ha denominado como «el ethos del cuidado» en la política contemporánea: una ética pública que asuma la vulnerabilidad como base de los vínculos sociales y como mandato de la acción institucional. Aurenque ha sostenido que “el cuidado no es una práctica menor ni privada, sino un principio estructurante de la justicia social” (Ética del cuidado, 2019).
Este principio parece estar presente, al menos en forma embrionaria, en el convenio firmado en Colonia, donde el cuidado se entiende no solo como atención física, sino como acceso al arte, al cuerpo activo, al reconocimiento mutuo.
Cultura, deporte y comunidad: los ejes del acuerdo
El director de Deportes, Diego Berretta, reafirmó la centralidad del deporte como “derecho” y no como actividad opcional, en línea con una visión de salud integral que incluye todas las etapas de la vida. Por su parte, el director de Cultura, Carlos Deganello, anunció que la Comedia Municipal será el primer elenco en visitar hogares del departamento, abriendo así un circuito cultural itinerante destinado a residentes que muchas veces no pueden trasladarse a salas o espectáculos.
Ambos enfoques confluyen en una mirada ampliada del bienestar: el cuerpo, el arte, la palabra compartida como formas de ciudadanía. Una idea que también ha sido desarrollada por la filósofa Victoria Camps, quien en El gobierno de las emociones (2011) plantea que “una sociedad que se dice democrática debe garantizar, especialmente a los más frágiles, las condiciones para una vida digna, lo que incluye vínculos, participación y horizontes culturales”. Camps advierte que el olvido de las personas mayores no es un efecto colateral de la modernidad, sino una señal de degradación ética si no se revierte activamente.
Más que una firma: un posicionamiento político
El intendente Guillermo Rodríguez, al cerrar el acto, destacó que este tipo de acuerdos materializan el “leitmotiv” de su gestión: una administración de cercanía. Al referirse a los trece hogares involucrados, sostuvo que la comuna estaba “cumpliendo con su deber” al suscribir un convenio que apunta al bienestar de “nuestros mayores”. Sin estridencias, Rodríguez enfatizó que el gobierno departamental tiene como norte una política sensible a todos los niveles de la sociedad coloniense.
En ese contexto, el director de Desarrollo Humano, Ricardo Planchón, sumó su reflexión destacando que las acciones sociales no deben desvincularse del acompañamiento, la participación y el valor del compartir. En otras palabras, una concepción de política pública donde el bienestar no se mide solo por infraestructura, sino por presencia.
El valor de lo cotidiano
Algunas políticas públicas no provocan titulares rimbombantes, pero reconfiguran silenciosamente los márgenes de lo que entendemos como dignidad social. La firma de este convenio no pone fin a las carencias estructurales del sistema de cuidados, ni resuelve los desafíos demográficos que plantea el envejecimiento. Pero reconoce algo más profundo: que el tiempo de los mayores también merece ser habitado con sentido, belleza y pertenencia.
Como ha escrito Camps: “Cuidar no es solo asistir, sino también dignificar”. En esa línea, lo firmado en Colonia parece más que un acto administrativo: es una apuesta concreta por devolver centralidad a quienes muchas veces han sido postergados.


























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