Montevideo, 26 de junio de 2025 — No todos los anuncios del tiempo traen consigo el tono de una advertencia. Este sí. El Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet) emitió este jueves un aviso que no admite lecturas ambiguas: una ola de frío se avecina sobre todo el territorio nacional, con temperaturas mínimas previstas entre -3 °C y 2 °C y máximas que apenas alcanzarán los 12 °C. El fenómeno comenzará el domingo 29 de junio y se extenderá, en principio, hasta el martes 1 de julio.
El origen del fenómeno es una masa de aire polar que descenderá con precisión sobre el Cono Sur y se instalará en Uruguay con la determinación propia del invierno austral. El comunicado de Inumet también anticipa un incremento de los vientos del sureste en las zonas costeras y en el este del país, lo que potenciará la sensación térmica. El frío no será solo una cifra en los termómetros, sino una experiencia física definida por el viento y la humedad.
Cada llegada del invierno tiene su ritmo. El país se acomoda. Las ciudades bajan su velocidad y la atmósfera gana en nitidez. Por 19 de abril se ordenan las vidrieras de las tiendas de ropa de abrigo, reaparecen los gorros en las esquinas, se restauran rutinas: el té humeante, el libro al resguardo, las caminatas más breves. La estación convoca a un recogimiento casi universal, ajeno a lo dramático, íntimo y a veces incluso elegante.
Desde la autoridad meteorológica se indicó que la situación será monitoreada de forma permanente y que, de ser necesario, se actualizará el parte. El fenómeno no representa una emergencia, pero sí demanda atención. Las bajas temperaturas sostenidas pueden afectar dinámicas cotidianas, razón por la cual el llamado es a la precaución, no al alarmismo.
Uruguay ha sabido convivir con olas de frío, y en cada episodio de estas características se pone a prueba la capacidad de previsión y adaptación. Los sistemas de calefacción se ajustan, el tránsito cambia de ritmo y el paisaje urbano asume, por unos días, una estética de luz tenue y aliento visible. En las ciudades ribereñas, el viento sureste se hace notar antes que en otras latitudes, obligando a cerrar un poco más el abrigo y a planificar con exactitud cada jornada.
El invierno tiene sus códigos. Exige menos velocidad y más pausa. Esta ola de frío, prevista y anunciada, permite hacer lo que mejor se hace cuando el clima cambia con rigor: anticiparse, reorganizar y esperar. Porque el frío, cuando llega así, también ordena el tiempo.
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