Gabriel Gabbiani ha caminado todos los caminos rurales de Colonia. Literalmente. Durante casi cuatro décadas fue parte del engranaje del Partido Colorado en el departamento: asesor, militante, secretario, edil. Conoce los vericuetos del poder y también sus silencios. Hoy, a semanas de dejar su banca, rompe esa discreción. En esta entrevista habla, sin ambages, de las fracturas internas, de las decisiones que llevaron al partido a su peor derrota, del liderazgo cuestionado de Nibia Reisch y de la necesidad urgente de barajar y dar de nuevo. “Faltó sentido común”, dice. Y todo lo que sigue gira en torno a esa frase.
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—¿Qué balance hace de su desempeño como edil en la Junta Departamental de Colonia?
—Hasta el 9 de julio sigo siendo edil departamental. En la última sesión presenté ocho o nueve temas, y todavía tengo asuntos pendientes para estos días. Intenté siempre trabajar con responsabilidad, recorriendo el departamento, escuchando a la gente, pero reconozco que fue una etapa difícil. Éramos pocos para una tarea enorme. Quedamos cinco personas para cubrir todo Colonia, y eso no alcanzó. Desde lo político, aprendí que cuando se posterga lo imprescindible, cuando se prioriza mal, se termina perdiendo el vínculo con la ciudadanía.
—¿Por qué el Partido Colorado obtuvo un resultado tan bajo en el departamento?
—Retrocedimos al escenario del período 2015–2020, cuando quedó un solo edil colorado que trabajó poco y nada. Ahora será similar. Con un edil y tres suplentes no se puede cubrir un departamento como Colonia. En este período fuimos dos titulares y seis suplentes, pero uno casi no trabajó y por diferencias con la diputada Nibia Reisch, dos se alejaron . Intentamos repartirnos el trabajo, pero era imposible abarcar todo. Además, cometimos errores graves: desorganización, improvisación, ausencia de liderazgos claros. Y sobre todo, faltó sentido común.
—¿Cuál fue el principal error estratégico en la elección departamental?
—No haber presentado a Reisch como candidata a intendente. Ella era la figura más visible del Partido Colorado en el departamento y durante años sostuvo que quería ser candidata. Lo dijo públicamente y en privado. Sin embargo, días antes de la convención del 8 de febrero, anunció que no lo sería. Nos dejó sin candidato y tuvimos que salir a buscar a alguien a último momento. Así fue que apareció Daniel Palomares, con poco tiempo, sin recursos, y sin respaldo suficiente.
—¿Cuál fue el nivel de apoyo que recibió ese candidato?
—Ninguno. No sólo no fue promovido, sino que fue invisibilizado. Reisch organizó actos con Pedro Bordaberry para las elecciones departamentales, y no invitó a Palomares. En las listas aparecían ella y Bordaberry, cuando ninguno de los dos era candidato. Algunos creyeron incluso que ella sí lo era. Eso no es una omisión, eso se hizo a propósito. Palomares fue borrado de la campaña por algunos de su propio partido.
—Usted trabajó junto a Reisch durante décadas. ¿Qué ocurrió para que se rompiera ese vínculo?
—Fueron 37 años de trabajo conjunto. Recorrimos ciudades, rutas, caminos rurales, organizamos actividades, compartimos una amistad. Pero en la última elección me relegó sin explicación. En 2020 me había prometido que encabezaría la lista para la Junta y dos días antes me informó que iba segundo. Luego, en la interna para la Convención Nacional, me ubicó en 6° lugar, y quedé afuera. Logramos 4 convencionales, Robert Silva, que encabezaba todas las listas, optó por otra lista y entraron del 2 al 5. Luego Reisch hizo que una convencional renunciara para que yo ingresara, sin haberme consultado. Ésta ya había renunciado y la llamé para aclararle que yo no había solicitado eso y jamás lo haría, y me dijo que lo tenía claro, que no era mi responsabilidad. Finalmente, iba a ir 2° en la lista nacional y me ubicó 5°,y antes de las Departamentales me eliminó de los grupos de WhatsApp y promovió a otras figuras. Entonces armé mi propia agrupación, a 40 días de la elección.
—¿Esa agrupación fue una ruptura definitiva?
—Fue una consecuencia inevitable. La gente se cansó. Yo fui el último en hacerlo. Reisch se rodeó de un grupo nuevo, el mismo que aconsejó mal a Jorge Sanguinetti en el año 2000. Ese grupo la llevó por un camino que no comparto, alejándola de quienes la apoyamos durante años. No es el mismo equipo de antes, ni la misma forma de hacer política.
—¿Qué papel jugó el Partido Nacional en esta elección?
—Jugó muy bien. Instaló el temor de que el Frente Amplio podía ganar la Intendencia, y pidió el voto colorado. Muchos votantes colorados, para evitar un triunfo del Frente Amplio, apoyaron al Partido Nacional. El problema es que eso nos dejó sin ediles. Se votó útil, pero sin pensar en las consecuencias. La coalición no existió en Colonia, como tampoco en Río Negro o Lavalleja. Y así se perdió representación.
—¿Qué autocrítica hace como dirigente?
—En primer lugar, haber aceptado condiciones injustas durante demasiado tiempo. Haber armado una agrupación nueva con solo 40 días de antelación también fue un riesgo. No tuvimos recursos, ni tiempo. Palomares era un candidato respetable, pero desconocido en varias zonas del departamento. Con tres o cuatro meses más, o con tres candidatos a intendente, quizá habríamos votado mejor. Faltó estrategia, faltaron recursos y nos sobraron errores.
—¿Cómo evalúa la actuación de Pedro Bordaberry en este proceso?
—Reapareció en la nacional, sin haber participado en la interna, y eso desarmó estructuras. En la interna fuimos con Robert Silva; después, con Bordaberry. Eso generó desconcierto. Y en lugar de fortalecer al candidato a intendente, no lo incluyó. Fue un error político. Lo que se hizo fue debilitar a los que ya veníamos trabajando.
—¿Ve posible una renovación del Partido Colorado en Colonia?
—Sí. Se está gestando un nuevo grupo que busca modificar las mayorías en la Convención y en el Comité Ejecutivo Departamental. No hablo sólo de caras nuevas, sino de otra forma de hacer política. Hay dirigentes jóvenes y otros no tanto que quieren recuperar al partido, que quieren participación real, no una estructura cerrada a quienes no repiten lo que el líder quiere escuchar.
—¿Cree que el Partido Colorado puede resurgir?
—Claro que sí. Siempre ha resurgido. Es el partido que hizo al país. Robert Silva, Andrés Ojeda y otros referentes muestran que hay futuro. Lo que hace falta es sentido común, coherencia, liderazgo transparente y trabajo en equipo.
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