Las máquinas de Calcar no procesan leche desde hace meses, pero siguen encendiéndose cada mañana. Washington Marzat y Mario Álvarez, trabajadores históricos de la cooperativa, acuden sin falta pese a llevar 50 días sin cobrar. Junto a sus compañeros del sindicato ALTRAC, limpian tanques, revisan motores y mantienen viva una ilusión: volver a producir.
Una década de malas decisiones
La crisis de Calcar no se explica con un único factor. Washington Marzat lo resume con crudeza: «Fue una década de malas decisiones». La adquisición de una planta en Tarariras, una costosa torre de secado y un endeudamiento que superó los 40 millones de dólares dejaron a la cooperativa sin margen de maniobra. Sólo con el Banco República la deuda supera los 12 millones.
El contexto externo tampoco ayudó. La caída del mercado venezolano, la baja de precios internacionales y el impacto de la guerra en Ucrania golpearon sin clemencia. «Nos decían que la leche iba a aparecer. Pero nunca explicaron cómo. Y sin leche, no hay industria», apunta Álvarez.
Silencio del Estado, promesas vacías
Durante los primeros años de la crisis, el gobierno acudió con paliativos: créditos, quitas y promesas. Incluso, en 2020, el presidente Luis Lacalle Pou intervino personalmente. Hoy, según los trabajadores, la situación ha cambiado.
«Hemos ido al Parlamento, a los ministerios, al INALE. Solo el Ministerio de Trabajo nos recibió. El resto, silencio», denuncia Mario. El contraste con la retórica oficial —de apoyo al empleo y la industria nacional— resulta doloroso. «No pedimos subsidios, pedimos que nos dejen trabajar».
Una salida posible: Nofrock
En medio de la incertidumbre, surge una posibilidad concreta. La empresa Nofrock, antigua distribuidora de productos Calcar, presentó un plan para reactivar la planta de Tarariras. El proyecto contempla una producción inicial de leche en bolsa y una expansión posterior a yogures, postres y dulce de leche.
«Vamos a ingresar como trabajadores formales. No es autogestión, no es cooperativa. Es una propuesta dentro del sistema», aclaran desde ALTRAC. Hay 40.000 litros de leche diarios asegurados, contratos listos y maquinaria operativa. Solo falta lo más elemental: voluntad política para acceder a más materia prima.
Dudas judiciales, denuncias sin eco
Otra de las aristas críticas es la judicial. Los trabajadores sospechan que fueron obligados a trabajar en marzo a sabiendas de que no cobrarían. También denuncian pagos selectivos y maniobras con fondos que nunca llegaron a los productores ni al personal.
«Nadie investigó. Ni fiscales, ni jueces. Hay quienes cobraron, hay una máquina comprada en 300 mil dólares, y el resto… el resto quedó en el aire», sostiene Álvarez.
Alianza con los productores
En las últimas semanas, los trabajadores recorrieron tambos y encontraron respaldo. «Antes estábamos enfrentados. Hoy estamos unidos», dicen. También mencionan apoyos a nivel departamental, como el del electo intendente Guillermo Rodríguez y legisladores locales.
Un mensaje claro
Desde la fábrica silenciosa, los trabajadores insisten: “Tenemos la leche, los contratos, el personal, la distribución. Solo pedimos lo básico: que no desarmen lo que queda. Que nos dejen volver a trabajar”.
Claves del caso Calcar
- Más de 100 familias dependen del reinicio de la planta.
- La empresa Nofrock busca producir bajo la marca Calcar.
- El proyecto contempla entre 40 y 50 empleos formales.
- Los trabajadores denuncian abandono estatal y falta de respuesta judicial.
- Hay maquinaria, materia prima y distribución aseguradas. Falta decisión política.
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