Otra señal de alerta en el río: vínculos con Uruguay en el esquema de pesca furtiva revelado en 2022
El reciente operativo de la Prefectura de Juan Lacaze, que implicó una persecución a 15 embarcaciones que escaparon hacia territorio argentino, reactualiza una trama conocida desde hace tiempo: la conexión uruguaya en redes de pesca ilegal y contrabando que operan en aguas compartidas.
Una investigación publicada por el diario argentino La Nación en abril de 2022, firmada por Hernán Cappiello, ya advertía sobre estos circuitos clandestinos. En ella, se documentaban maniobras en el Río de la Plata y el sur del río Uruguay, donde pescadores furtivos cargaban embarcaciones con sábalos y cruzaban por la noche sin luces hasta puntos de encuentro definidos en el canal, para entregar la mercadería. La operación se realizaba frente a la boya Oyarbide, cerca de la isla Martín García, y también “directamente frente a la costa uruguaya, pero de este lado del canal, ante Nueva Palmira o Riachuelo, a cinco kilómetros de Colonia”.
Las lanchas empleadas eran trackers nuevos, de hasta 8,5 metros, con motores fuera de borda de 250 HP. El intercambio era claro: pescado por dólares. También se contrabandeaban cajas de fernet, que compraban en Gualeguaychú a 3 dólares por unidad y revendían en Uruguay al doble.
Uno de los testimonios recogidos en la causa judicial tramitada por el juez federal de Gualeguaychú, Hernán Viri, ilustra con precisión la conexión delictiva: “Todo al Uruguay, sí; a veces lo entregamos en Conchillas. Y el que pesca realmente sábalo directamente se lo lleva al Uruguay, está 87 pesos casi”, se lee en una de las escuchas. En otro pasaje, se menciona que los cargamentos se entregaban “hasta el canal; ahí viene la canoa, se lo carga y se lo lleva. Laburamos así, viste. No, a la costa no me arrimo ni loco”.
La descripción de los protagonistas alude a las aguas entre islas, zonas difusas del Delta donde se “confunde el límite entre Buenos Aires, Entre Ríos, la Argentina y Uruguay”. Allí los controles son más difíciles, y el contrabando se ampara en esa ambigüedad geográfica.
El operativo de ayer en Juan Lacaze, donde las embarcaciones involucradas huyeron hacia Argentina, se inscribe en ese mismo corredor fluvial. Las maniobras, aunque no se ha confirmado aún su vinculación directa con la causa judicial de 2022, muestran patrones similares: evasión de controles y presencia sostenida en aguas cercanas a la frontera.
La historia vuelve a poner en foco la necesidad de cooperación binacional para el control efectivo de las aguas compartidas y la fiscalización de las actividades pesqueras. En aquel momento, la organización desarticulada por la Justicia argentina había amasado fortunas mediante estas prácticas. Las escuchas lo reflejaban: “Ustedes están en la gloria, con el pescado en el Uruguay están en la gloria”.
Mapa de actividades ilegales en el río. La Nación – Argentina
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