Las declaraciones del Jefe de Policía de Colonia, Comisario General (R) Paulo Costa, publicadas recientemente en La Diaria, desataron una ola de reacciones en el ámbito político departamental. En su entrevista, Costa habló de una “pasividad institucional” frente a inversiones que “llaman la atención”, atribuyó parte del problema a que la Ley de Urgente Consideración (LUC) habría “flexibilizado los controles para el desembolso de dinero”, y relacionó estos temas con casos gravísimos como el atentado a la fiscal Mónica Ferrero.
Para varios referentes del Partido Nacional en Colonia, estas declaraciones no solo plantean cuestionamientos de fondo sobre el control institucional, sino que rozan las fronteras de la responsabilidad política de un jerarca policial. A continuación, un análisis de las principales posiciones y lo que está en juego.
Las afirmaciones del jefe policial: tres líneas de tensión
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“Pasividad institucional” ante inversiones sospechosas
Costa declaró que “vemos que en Colonia existe cierta pasividad para darse cuenta de algunas situaciones que llaman la atención con el manejo del dinero, con inversiones que se realizan”. No identificó ejemplos específicos ni responsabilizó directamente a ninguna entidad, pero al aludir al “manejo del dinero” abrió una sospecha genérica sobre operaciones de inversión local.PUBLICIDADPUBLICIDAD -
Relación con la LUC
Según el jerarca policial, la entrada en vigencia de la LUC habría “flexibilizado los controles para el desembolso de dinero” y eso habría sido “una puerta abierta” a operaciones dudosas. Con ello, vinculó una norma de amplio debate legislativo con las dificultades de control que él percibe en su gestión. -
Cuestionamiento del enfoque de seguridad
Costa sostuvo que el énfasis público en el microtráfico puede desviar la atención de delitos más estructurales. Citó como ejemplo el atentado contra la fiscal Ferrero, al insinuar que detrás de estos episodios pueden estar elementos que exceden al delito menor.
Estas tres líneas convergen en una crítica institucional: una gestión policial que percibe obstáculos legales, operativos y normativos para enfrentar realidades complejas en Colonia.
Reacciones políticas: De Lima y Colman
María de Lima (Senadora)
La senadora María de Lima fue una de las primeras en reaccionar públicamente. Entrevistada en Radiolugares calificó como “increíble” que el jefe policial “dude de las inversiones que llegan al departamento”, y enfatizó que “un departamento que viene trabajando seriamente para tener inversiones” no puede ver cómo un funcionario que representa a la seguridad genera “prejuicios” al poner en tela de juicio esos flujos.
De Lima también recordó que si un funcionario conoce hechos de naturaleza delictiva, tiene la obligación legal de denunciarlos (haciendo referencia al artículo 177 del Código Penal). En su visión, decirlo en medios sin formalizar la denuncia corresponde a “una irresponsabilidad institucional”.
Además, criticó que Costa introduce un elemento político al cuestionar la LUC: “él no introdujo ningún cambio ni pretendió cambio en la LUC respecto a ese tema”, dijo, poniendo en evidencia una posible disonancia entre su discurso normativo y su rol institucional.
Mario Colman (Diputado)
El diputado Mario Colman también intervino en Radiolugares, rechazando que el jefe policial genere “un manto de sospecha” sobre las inversiones del departamento. Dijo que tales apreciaciones no ayudan en un contexto de retracción económica y cierre de empresas, y que si Costa posee elementos concretos debe llevarlos a la Justicia en lugar de divulgarlos en medios.
Colman apuntó además al tono político de las declaraciones: que un jefe policial critique una ley ya aprobada por el Parlamento y ratificada por la ciudadanía implica cruzar un umbral institucional peligroso.
En su opinión, esas afirmaciones podrían afectar negativamente la confianza que los inversores depositan en Colonia, justamente cuando la intendencia ha activado una oficina de inversiones para atraer proyectos al departamento.
Riesgos e interrogantes institucionales
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Institucionalidad vs. discurso público
El rol de un jefe de policía es operativo y técnico. Cuando sus declaraciones trascienden ese ámbito y entran en el terreno normativo o político —como al criticar leyes— puede suscitar suspicacias sobre su imparcialidad institucional. -
Ausencia de denuncias formales
Aunque Costa alude a “situaciones que llaman la atención”, hasta ahora no ha habido confirmación pública de que haya presentado denuncias ante Fiscalía o instancias judiciales. Esa ausencia refuerza la crítica de que sus señalamientos quedarán en mera retórica política. -
Impacto en la imagen departamental
Si líderes políticos replican que estas afirmaciones amenazan las inversiones en Colonia, se genera un riesgo reputacional acumulativo. En momentos donde el departamento compite por proyectos privados y públicos, la sospecha institucional puede erosionar capital político e inversor. -
La LUC como coartada normativa
Al responsabilizar la LUC del debilitamiento del control financiero, Costa introduce un actor normativo en su diagnóstico. Pero esa relación causal no fue ejemplificada en la entrevista, lo que deja su tesis vulnerable a cuestionamientos de vacío probatorio.
Conclusión provisoria
Las declaraciones del Comisario General (R) Paulo Costa abrieron una grieta política inesperada en Colonia. Más allá del contenido técnico —o de las intenciones reales—, el episodio revela la tensión latente entre seguridad, control financiero y política departamental.
La oposición ha respondido rápido y con fuerza, exigiendo que las afirmaciones no sean mero ruido, sino que vayan acompañadas de acciones institucionales.
La pregunta que ahora queda latente es: ¿dará Costa ese paso hacia la Justicia o quedará a merced del debate mediático?



























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