Este miércoles se confirmó el cierre definitivo de la cooperativa láctea CALCAR en su planta de Tarariras. La información fue difundida por fuentes sindicales y ratificada por el propio gerente de la empresa a los trabajadores. La situación involucra a unos 107 empleados, entre activos y en seguro de paro, que hoy enfrentan un panorama desolador.
Washington Marzat, integrante de la Asociación de Trabajadores de CALCAR (ALTRAC), explicó en diálogo con este medio que la confirmación llegó luego de intentos reiterados de contacto con la gerencia. “Hoy a la mañana nos dijeron que el retiro mayoritario de la materia prima —en el que están involucrados incluso algunos directivos de la cooperativa— hacía inviable continuar”, expresó.
La empresa, que años atrás había cerrado su planta en Carmelo, había accedido a partidas del Fondo de Reconversión de la Industria Láctea. Parte de esos fondos públicos se destinaron al pago de liquidaciones en Carmelo y a la compra de nueva maquinaria en Tarariras. Sin embargo, según el sindicato, la nueva envasadora nunca llegó a operar: “Está instalada, lista para las pruebas, y hoy queda ahí, como símbolo de lo que pudo ser”, lamentó Marzat.
El cierre, calificado como “una decisión de carácter irreversible”, se dio sin la presencia de directivos ante los trabajadores. “Vinieron muchas veces a pedirnos que aceptáramos rebajas salariales. Hoy, en cambio, no dieron la cara”, afirmó el sindicalista, quien también cuestionó el retiro de productores, incluyendo socios de la propia cooperativa, como factor determinante para la caída del proyecto.
Consultado sobre el uso de los recursos del fondo de reconversión, Marzat fue tajante: “La cooperativa estaba insolvente y se autorizó que parte de esos dineros fueran a pagar despidos. Pero el fondo era para reconvertir la industria, no para vaciarla”.
ALTRAC convocó a una asamblea virtual con la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL) para evaluar medidas a tomar. Si bien reconocen que revertir la situación es altamente improbable, el objetivo inmediato es garantizar un proceso de cierre prolijo y reclamar la investigación de las responsabilidades empresariales.
“Los responsables son los directivos y cooperativistas que pidieron los préstamos, hicieron promesas de reconversión, y hoy se van por la puerta de atrás”, sostuvo Marzat. Desde el sindicato ya comenzaron los contactos con los ministerios de Trabajo e Industria, y no se descarta la presentación de denuncias formales.
Mientras tanto, el cierre de CALCAR representa una pérdida profunda para la comunidad de Tarariras, Carmelo y para el departamento de Colonia, que ve apagarse otra cooperativa histórica del sector lácteo. “Es una noticia que duele. Nos duele como trabajadores y como vecinos”, concluyó Marzat.
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