El domingo 26, una discusión derivó en un disparo frente a un local bailable de Playa Fomento. Nadie murió. Uno resultó herido. El boliche siguió funcionando. En la mañana siguiente, las marcas de la noche estaban todavía en el aire. El empresario Luis De Vega lo sabía: “Con un patrullero en la puerta cambia todo”.
Sentado frente al periodista del semanario local Helvecia, De Vega repasó la escena con frases breves, sin rodeos. Había sido una noche tensa. “El que recibió el tiro tiene antecedentes penales. No hizo la denuncia. Después quiso entrar al boliche con un palo de béisbol”, dijo. Lo dijo como quien ya ha dicho eso muchas veces.
Los otros, explicó, “ni siquiera llegaron a entrar. Nosotros no los dejamos pasar. Venían de Ciudad del Plata. No entiendo cómo los dejan pasar en el micro”.
El empresario lleva años vinculado a la noche en Nueva Helvecia y en la costa de Fomento. Habla con la naturalidad de quien ha visto de todo y con la inquietud de quien sabe que el margen de maniobra es cada vez más estrecho. “Más de llamar a la Policía no podemos hacer. Ya nos ha pasado que, si actuamos un poquito más fuerte, terminamos con denuncias encima. Hay cosas que nosotros no podemos hacer”, sostuvo.
Pide coordinación. Pide presencia. No habla de mano dura, pero sí de estructura. “Antes había más control, ahora falta presencia policial. Con un patrullero en la puerta cambia todo”, repitió. Y recordó tiempos en que el servicio 222 garantizaba un móvil fijo frente al local. Nombró a Salvatierra. “Se paraba en la puerta con el perro y con eso ya alcanzaba para poner orden”.
El episodio del domingo no es el primero. Tampoco será el último, según teme. La inseguridad en la noche rural crece, se desplaza y se escapa. “Es todo un conjunto de cosas que se nos va de las manos”, concluyó.

























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