El fenómeno climático conocido como La Niña se ha instalado en el Océano Pacífico tropical y se espera que mantenga su influencia durante todo 2025 y, posiblemente, a lo largo de 2026. Esta fase del ciclo El Niño-Oscilación Sur (ENOS) se caracteriza por un enfriamiento sostenido de las aguas del Pacífico central, acompañado por un refuerzo de los vientos alisios, y alcanza su máxima intensidad habitualmente en diciembre.
Según los análisis más recientes del Instituto Uruguayo de Meteorología (INUMET), junto con centros internacionales de monitoreo como NOAA y NCEP, La Niña ya ha comenzado a mostrar efectos visibles en Uruguay, particularmente en la distribución y volumen de las precipitaciones.
Lluvias por debajo de lo normal en amplias regiones
Los datos correspondientes al trimestre octubre-noviembre-diciembre 2025 muestran un déficit de lluvias que afecta especialmente al norte del país, donde se espera una acumulación de precipitaciones por debajo de los niveles normales. Las regiones del sur y suroeste enfrentan también un escenario similar, con valores que oscilan entre normales y por debajo de lo habitual. En tanto, el sureste del país es la única zona donde se anticipan lluvias dentro de los parámetros climatológicos esperados.
La persistencia de esta tendencia desde el invierno sugiere que La Niña ya ha comenzado a modificar el patrón de lluvias, un comportamiento que podría intensificarse hacia fin de año.
Temperaturas más altas en el norte y normales en el resto
En cuanto a las temperaturas, las proyecciones indican una anomalía térmica que divide al país en dos: mientras que en el norte se esperan temperaturas por encima de lo normal, el resto del territorio experimentaría registros dentro del promedio histórico. Estas previsiones se elaboraron a partir del boletín de tendencias climáticas que INUMET desarrolla en conjunto con la Universidad de la República (UDELAR).
Impactos inciertos en el verano
Aunque los primeros efectos ya son perceptibles, las autoridades meteorológicas advierten que aún es temprano para proyectar con precisión el comportamiento del verano 2026. Si bien La Niña suele asociarse a menores precipitaciones en el norte del país, su intensidad y los patrones climáticos concurrentes pueden modificar o atenuar sus consecuencias.
Cada episodio de La Niña es distinto: sus efectos dependen no solo del grado de enfriamiento oceánico, sino también de la interacción con otros factores atmosféricos regionales y globales. Por esta razón, INUMET continuará monitoreando de cerca la evolución del fenómeno y publicará actualizaciones en sus próximos boletines.
Un fenómeno global con efectos locales
La Niña no solo afecta a Uruguay. Se trata de un evento de escala planetaria que influye en los regímenes de temperatura y precipitaciones en diversos continentes. El monitoreo de la zona denominada “El Niño 3.4” —ubicada en el Pacífico ecuatorial central— es clave para anticipar el comportamiento del ENOS. Actualmente, las aguas de esa región muestran una anomalía negativa persistente, que confirma la instalación de La Niña.
En un contexto marcado por el cambio climático, el seguimiento continuo de estos fenómenos cobra especial relevancia para sectores sensibles como la agricultura, el abastecimiento de agua y la gestión del riesgo.



























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