En los primeros cinco meses de 2025, el Aeropuerto Internacional de Carmelo registró 652 movimientos y 1.111 pasajeros, cifras que superan en actividad a las de Salto, otro de los aeropuertos regionales relanzados bajo gestión de Aeropuertos Uruguay. Sin embargo, para Andrés Castellano —presidente de la Asociación de Desarrolladores y de la Asociación Turística de Colonia— el desarrollo de la terminal carmelitana enfrenta un límite estructural: “Carmelo, solo como destino, es muy difícil que resulte atractivo para que una aerolínea haga el esfuerzo de venir”, advirtió en una nota realizada por la periodista Catalina Misson, para Semanario Búsqueda.
Sus declaraciones generan ruido en una ciudad que ha apostado por el turismo de alto nivel, pero que aún carece de una conexión aérea comercial estable.
Un aeropuerto exclusivo, pero con techo
Conocido popularmente como Aeropuerto Internacional Zagarzazú, la terminal de Carmelo ha sido catalogada por Castellano como de “baja escala”.
La pista no admite aeronaves comerciales de gran porte, como los Boeing 737, pero sí recibe vuelos privados que impulsan el turismo de alto poder adquisitivo. Estos movimientos han potenciado la ocupación en establecimientos de lujo como Carmelo Resort o Narbona Wine Lodge, y también han alentado la llegada de inversores argentinos en busca de propiedades rurales en zonas como Colonia Estrella.
Según datos oficiales, no contando Carrasco y Laguna del Sauce (Punta del Este) donde pasaron 1.9 millones de pasajeros; Carmelo y Salto encabezan la operativa entre los aeropuertos gestionados por Aeropuertos Uruguay, en un contexto donde el movimiento incluye turismo, viajes laborales, vuelos sanitarios, de instrucción, de seguridad e incluso fumigaciones.
El futuro depende de acuerdos nacionales
Castellano remarcó al Semanario Búsqueda que uno de los desafíos para potenciar la terminal es captar vuelos comerciales con aeronaves turbohélice, de hasta 50 pasajeros. Una posibilidad sería atraer a la aerolínea brasileña Azul, aunque para eso, dijo, “se necesitaría un apoyo ministerial y un acuerdo nacional detrás”.
La afirmación abre un interrogante sobre el nivel de planificación e integración del sistema aeroportuario nacional. Para el empresario, la inversión realizada en Carmelo fue positiva, pero advirtió que el otro aeropuerto internacional «Laguna de los Patos» —ubicado cerca de Colonia del Sacramento— cuenta con mayor infraestructura hotelera y gastronómica, además de una pista más larga con posibilidades de extensión, aunque no recibió inversión privada.
“Fue una decisión del gobierno anterior, y nos parece bien, pero también nos hubiera gustado tener los dos aeropuertos potenciados”, señaló.
Datos que entusiasman, pero no alcanzan
Desde Aeropuertos Uruguay, el gerente de Operaciones y Experiencia, Federico Cabrera, consideró que el desempeño tanto de Carmelo como de Salto “superó las expectativas”, y remarcó que hay “primeros indicios alentadores” sobre el impacto de la conectividad aérea en el desarrollo turístico. Sin embargo, aclaró que los cambios “llevan tiempo” y que se necesita consolidar la operativa antes de proyectar nuevos pasos.
En Salto, por ejemplo, se concretó una ruta comercial con Montevideo operada por Paranair, con dos frecuencias semanales desde octubre pasado. En Carmelo, esa conexión aún no existe.
La advertencia que resuena en Carmelo
Las declaraciones de Castellano no pasan inadvertidas en un territorio históricamente relegado de los grandes ejes de conectividad nacional. Aunque Carmelo ha logrado posicionarse como un destino de lujo y con fuerte vinculación con el turismo argentino, su desarrollo aéreo requiere algo más que jets privados y campos de polo.
El aeropuerto está operativo, pero, como expresó Castellano, “Carmelo solo no alcanza”. La advertencia pone sobre la mesa una pregunta clave para el futuro de la ciudad y del sistema aeroportuario uruguayo: ¿alcanzará con la inversión privada, o será necesario un plan nacional que integre a Carmelo como parte de un corredor regional más amplio?
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