En medio de la incertidumbre que atraviesa la industria láctea uruguaya, una joven empresa llamada Nofrog comienza a ocupar un lugar estratégico. Con apenas unos meses de actividad formal, esta firma es hoy responsable del mantenimiento operativo de la planta de Calcar, tras su cierre técnico. Además, se presenta como posible compradora, según confirmaron fuentes empresariales.
La historia de Nofrog se remonta a una alianza entre las distribuidoras uruguayas Nevaluk y Almadu. Esta última es gestionada por el empresario Dubois, quien cuenta con más de tres décadas de trayectoria en el sector del transporte. La unión de fuerzas no fue casual: surgió como una respuesta directa a la oferta del directorio de Calcar, realizada dos meses antes del cese de actividades de la empresa láctea.
«Nos quedamos agarrados de nada», resumió Dubois, en una entrevista al diario El País, aludiendo al colapso financiero de Calcar y a lo que considera un manejo inadecuado por parte de la directiva anterior. A pesar de su reciente creación, Nofrog tomó el control logístico de la distribución de productos, cubriendo fletes para una red de 25 operadores y contando además con camiones propios.
Un sector desafiante
La entrada de Nofrog se produce en un contexto de transformación y desafíos para el mercado lácteo. Dubois reconoce los efectos «nefastos» que tiene el cierre de empresas nacionales en el ecosistema productivo, pero también ve una oportunidad: “Hay posibilidades de crecimiento y desarrollo”, afirmó.
En su diagnóstico, la clave del éxito radica en la capacidad de renegociar rápidamente acuerdos comerciales. Cita como ejemplo el caso de Conaprole, que con cerca del 70 % de participación lidera el sector gracias a una fuerte estrategia de exportación. También menciona el ingreso de capital extranjero, como el grupo Lactalis, que desde 2015 opera en Uruguay a través de Indulacsa, y que recientemente sumó a Granja Pocha a su portafolio.
Una apuesta en construcción
La experiencia y el conocimiento del rubro por parte de sus fundadores constituyen el principal activo de Nofrog. Aunque la empresa no cuenta con un historial extenso, su apuesta por Calcar la coloca en el centro de una historia aún abierta. El futuro de la planta, clave para cientos de productores del litoral, dependerá en gran medida de la capacidad de Nofrog para sostener su operación y, eventualmente, transformarse en gestora definitiva de la marca.
Mientras tanto, su papel como actor emergente en la logística y distribución del sector lácteo uruguayo marca el inicio de una nueva etapa para una industria que, aunque golpeada, aún ofrece margen para la reinvención.
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