El Parlamento aprobó una norma que impide usar términos como “leche”, “lácteo” o “derivado” en productos que no sean de origen animal. La medida, incorporada en el artículo 258 de la ley presupuestal, prohíbe que bebidas vegetales —como las de almendra o avena— y alimentos elaborados en laboratorio utilicen esas denominaciones en envases, publicidad o puntos de venta, tanto físicos como digitales.
La decisión busca evitar “confusión en el consumidor” y se apoya en el Reglamento Bromatológico Nacional, que define la leche como una secreción mamaria obtenida por ordeñe. Según explicó Ricardo de Izaguirre, presidente del Instituto Nacional de la Leche (Inale), al semanario Búsqueda, el objetivo es proteger al consumidor, no frenar la innovación: “No todo lo blanco es leche”.
La norma también impide que supermercados o restaurantes etiqueten erróneamente productos y obliga a que la presentación comercial sea clara y no induzca a error. El texto fue endurecido en el Senado a propuesta del senador Pedro Bordaberry y recibió respaldo de todos los partidos.
Aunque ya fue aprobada, la reglamentación —incluidos plazos y mecanismos de control— se definirá en 2026. Según Inale, el cumplimiento recaerá en cámaras empresariales o en el propio instituto, con especial atención a grandes superficies.
Mientras en Estados Unidos se permite llamar “leche” a bebidas vegetales si se aclara el origen, en Uruguay no se ha registrado oposición relevante a esta ley, que fortalece la identidad del sector lácteo tradicional.

























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