En una entrevista en Radiolugares con la Oficial Katherine de los Santos, junto a la Encargada de Prensa de la Jefatura de Policía de Colonia, Carolina Sóñora, abordamos el creciente fenómeno de las estafas, sus principales modalidades, el perfil de víctimas y victimarios, y la respuesta institucional frente a este delito que se ha vuelto transnacional, complejo y altamente rentable para quienes lo perpetran.
¿Cómo se define una estafa desde el punto de vista policial y legal?
La estafa está contemplada en el artículo 347 del Código Penal. Se trata de un delito en el que un actor, mediante engaño o mentira, induce a la víctima a creer una historia ficticia para lograr un beneficio patrimonial. Ese beneficio puede ser dinero u otro bien. El estafador hace creer a la víctima una necesidad urgente o una oportunidad falsa, logrando que entregue voluntariamente ese bien.
¿Qué tipos de estafas son las más frecuentes actualmente en el departamento?
Si bien las estafas existen desde hace años, hoy, con el avance de la tecnología, las modalidades se diversifican rápidamente. En Colonia, que está dividida en tres zonas operativas, la zona 3 —que abarca Carmelo— viene registrando una baja en las denuncias. En 2023 se contabilizaron 183 casos y en lo que va de 2025, 144. Aun así, cada vez surgen más variantes. A medida que la población se familiariza con ciertos mecanismos, como el “cuento del tío”, los estafadores desarrollan nuevas estrategias.
¿Qué rol juega la tecnología en estas nuevas formas delictivas?
Es fundamental. Estamos frente a delitos cometidos muchas veces desde el exterior del país, con estructuras criminales organizadas que utilizan redes sociales, correos electrónicos, sistemas bancarios digitales y perfiles falsos para lograr su cometido. La tecnología les da ventaja. Por eso trabajamos con la Dirección de Cibercrimen, Interpol y otras jefaturas del país.
¿Qué tan difícil es investigar estos delitos? ¿Qué resultados obtiene la Policía?
Es un delito complejo, difícil de investigar y con bajo índice de recuperación de lo estafado. Muchos casos implican coordinación entre departamentos, órdenes judiciales, acceso a registros bancarios o cámaras de seguridad. El porcentaje de recuperación de dinero o bienes es bajo, porque muchas veces el dinero ya fue transferido o gastado. Aun así, con ayuda de fiscalía, se logran resultados importantes, aunque no siempre inmediatos.
¿Cuál es el perfil del estafador?
No hay un perfil único, pero en general hablamos de personas con conocimientos técnicos avanzados, especialmente en informática. Muchos tienen habilidades de análisis de sistemas, manejo de redes y tecnologías bancarias digitales. Puede tratarse tanto de menores como de adultos jóvenes o de mediana edad.
¿Y el perfil de la víctima?
En su mayoría, las víctimas son personas mayores. La tercera edad es el grupo más vulnerable, ya que suele tener menor manejo de la tecnología y una mayor predisposición a confiar en los demás. Además, en muchos casos se genera una presión emocional muy fuerte que los lleva a actuar sin detenerse a verificar.
¿Cómo actúa la policía ante una denuncia por estafa digital?
Lo primero es bloquear la cuenta bancaria si el dinero aún no fue retirado. Luego se inicia un proceso legal para acceder a los datos de la transacción, cámaras de seguridad y rastrear la identidad del estafador. Para eso, necesitamos órdenes judiciales que gestionamos rápidamente con fiscalía. Si el giro fue a otra ciudad o departamento, coordinamos con la jefatura correspondiente.
¿Hay colaboración de las entidades bancarias?
Están obligadas por ley a brindar información en casos de delito, pero también hay una buena predisposición. Aunque el proceso puede demorar, lo intentamos acelerar mediante contacto telefónico antes de enviar solicitudes formales por correo.
¿Qué diferencia hay entre una estafa y una extorsión?
En la estafa se obtiene un bien bajo engaño. En la extorsión, se amenaza a la víctima con hacerle daño o difundir información comprometedora a cambio de dinero. Hoy vemos muchas extorsiones ligadas a la exposición de imágenes íntimas, sobre todo obtenidas en redes sociales o mediante conversaciones virtuales manipuladas.
¿Las redes sociales son una herramienta clave para los estafadores?
Totalmente. Desde perfiles abiertos pueden obtener nombres, domicilios, fotos familiares, vínculos. Muchas veces la víctima ni siquiera publica nada, pero alguien cercano —un sobrino, una hija— sube una imagen con la persona. La vida está expuesta. Hasta una simple foto con un auto y la matrícula puede derivar en un delito de clonación de vehículo, por ejemplo.
¿Y cómo prevenir este tipo de estafas?
La clave es la prevención. Informarse, desconfiar de los llamados urgentes, no dar datos personales ni bancarios, y cortar comunicaciones sospechosas. Si alguien duda, lo mejor es tomarse cinco minutos, cortar la llamada, verificar con un familiar real, y recién ahí actuar. Nunca transferir dinero sin confirmar.
¿Qué hacer si sospecho que fui víctima de una estafa, pero no estoy seguro?
Acudir de inmediato a la seccional. Aunque solo sea una sospecha. Proporcionar el número de teléfono desde el cual se recibió el llamado puede ayudar a frenar la estafa o aportar información para futuras investigaciones. También recomendamos bloquear números desconocidos y evitar contestar llamadas desde el exterior sin identificación clara.
¿Cómo es el vínculo con fiscalía a la hora de actuar?
Es ágil y fluido. Fiscalía actúa rápido cuando nosotros aportamos la información necesaria. En los casos más graves, como transferencias sospechosas, se coordina directamente con el juez para emitir órdenes judiciales. El tiempo es clave, porque el dinero puede irse del país en minutos.
Algunas estafas incluso se originan desde las cárceles. ¿Cómo actúa la policía frente a eso?
Sabemos que hay internos que operan con celulares desde las cárceles, aunque está prohibido. Las requisas son frecuentes y se incautan celulares, armas impropias. No todos los llamados provienen de cárceles, pero es una realidad que existe.
¿Cuál es el mensaje final que desean transmitir?
Que las personas no se sientan avergonzadas ni culpables si caen en una estafa. Siempre es importante denunciar, buscar apoyo y cortar cualquier contacto sospechoso. Y sobre todo, mantenernos informados. La información y la prevención siguen siendo nuestras mejores herramientas para combatir este tipo de delito.




























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