A las 08:00 de este jueves 3 de julio, el termómetro marcó 0,2 °C en el Aeropuerto de Carmelo. No fue bajo cero, pero lo rozó. Y en esta ciudad de campo y río, con 100 % de humedad y viento del noreste a 14 km/h, la sensación fue de invierno en su estado más puro: ese que se filtra por debajo de la ropa y entumece las manos antes del primer mate.
La presión atmosférica, alta —1031.8 hPa—, completaba el cuadro. Desde el borde de la pista, la bruma se acostaba en los campos como un animal quieto. Neblinas, bancos de niebla y heladas moldearon un amanecer que no necesitó dramatismo: fue frío y contundente. No hacía falta exagerar: el paisaje hablaba solo.
Una pista como testigo del invierno
El Aeropuerto de Carmelo se volvió esta mañana una postal del clima del suroeste: mínima al filo del cero, visibilidad reducida, y una quietud que sólo rompía el paso de algún tractor a lo lejos.
Según el pronóstico oficial, este jueves las temperaturas oscilarán entre los -2 °C y los 14 °C en la región. Por la mañana, cielo claro a algo nuboso, con heladas generalizadas. Por la tarde y la noche, se esperan períodos de nubosidad y rachas de viento del norte de hasta 40 km/h.
El viernes continuará con mínimas cercanas a 4 °C y máximas de 17 °C, y el sábado repetirá la fórmula: frío, nubosidad variable, nieblas matinales y vientos calmos.
El frío como lenguaje local
En las calles de Carmelo, los panaderos madrugan más de lo habitual. Las estufas se encienden antes del amanecer. En las chacras de San Roque, Colonia Estrella y Juan González, los productores protegen lo que pueden: las heladas agrometeorológicas no avisan, sólo caen. Y en las radios locales, el pronóstico se escucha como un parte de guerra contra el frío.
Desde la pista, el invierno se deja ver en su forma más tangible. Un frío que no solo se mide en grados, sino en silencios, en rutinas alteradas, en el aliento visible de quienes caminan temprano. Una ciudad que respira invierno, con el aeropuerto como su barómetro más preciso.
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