La madrugada de este lunes, un operativo policial en Ruta 12 terminó en tragedia. Según la versión oficial proporcionada por la Policía, una camioneta que circulaba por esa vía intentó evadir un control vehicular rutinario montado por efectivos de la Seccional 4.ª y del Programa de Alta Dedicación Operativa (PADO). La maniobra levantó sospechas y los agentes procedieron a interceptar el vehículo.
El conductor, identificado como F.D.D.T., de 44 años y con antecedentes penales, mostró resistencia inicial al procedimiento, aunque posteriormente accedió a que se inspeccionara su vehículo. Durante el registro, los funcionarios hallaron cuatro envoltorios con cocaína, cuyo peso total fue de 10,9 gramos. El hombre fue detenido de inmediato y trasladado a una dependencia policial.
Lo que sucedió después aún está en fase de esclarecimiento, pero según el comunicado, ya en sede policial el detenido comenzó a convulsionar repentinamente. Se solicitó asistencia médica de urgencia. Mientras era atendido por los profesionales de salud, F.D.D.T. regurgitó restos de envoltorios de nylon negro, similares a los encontrados en el vehículo. Debido a su estado de salud, fue derivado a un centro asistencial, donde falleció poco después.
La única versión disponible hasta el momento es la de la Policía, que ha puesto el caso en conocimiento de la Justicia. El fallecimiento de una persona en custodia abre de inmediato una serie de interrogantes que exceden lo anecdótico y remiten a garantías fundamentales.
La principal hipótesis apunta a la posibilidad de que el hombre haya ingerido envoltorios con droga para eludir el control policial, una práctica conocida como “body packing”. Si alguno de esos envoltorios se rompió dentro del organismo, pudo haber provocado una intoxicación letal. Pero también queda por determinar si existió un retraso o deficiencia en la atención médica, y si los protocolos policiales aplicados fueron los adecuados. La autopsia, el análisis toxicológico y los exámenes sobre los materiales hallados serán determinantes.
Otra línea de investigación deberá esclarecer el perfil del detenido: qué tipo de antecedentes tenía, si actuaba por cuenta propia o como parte de una estructura criminal, y cuál era su relación con el estupefaciente incautado. Además, será indispensable contrastar la versión policial con otros testimonios y pericias independientes que permitan establecer con rigor lo sucedido entre la detención, el traslado y la posterior crisis de salud.
Mientras tanto, la narración de los hechos, en esta etapa, descansa exclusivamente en fuentes policiales. Esta precisión no es menor: la objetividad periodística exige identificar con claridad quién relata, cómo y con qué pruebas. La Justicia tiene ahora la responsabilidad de confirmar, corregir o refutar esa versión.
Más allá del desenlace fatal y del hallazgo de cocaína, este episodio pone en cuestión las condiciones en las que se desarrolla la custodia de personas detenidas y el respeto a sus derechos básicos. La transparencia en la investigación será clave para que la sociedad confíe en el sistema de seguridad y justicia. Lo sucedido en Ruta 12 no puede cerrarse sin respuestas sólidas.
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