En la quietud de la madrugada del 3 de junio, el sonido habitual del silencio en las calles céntricas fue interrumpido por una escena breve pero inquietante. Agentes del área de Investigaciones, que realizaban tareas de patrullaje preventivo en las inmediaciones de las calles Buenos Aires y 25 de Agosto, detectaron un movimiento sospechoso: tres adolescentes manipulaban una moto de tiro en la penumbra.
Al notar la presencia policial, los jóvenes tomaron una decisión abrupta: abandonaron el vehículo en plena vía pública e intentaron escapar. Sin embargo, los efectivos reaccionaron de inmediato y lograron interceptar a los tres menores.
Una vez detenidos, fueron trasladados a una dependencia policial para continuar con las averiguaciones. Allí se confirmó lo que el gesto desesperado de los adolescentes ya insinuaba: la motocicleta que habían abandonado estaba denunciada como robada y tenía requisitoria vigente por hurto.
Los menores —dos de ellos de 15 años y el tercero de apenas 13— fueron luego entregados a sus responsables legales. La Fiscalía actuante dispuso la citación de los adolescentes a la sede fiscal, diligencia que fue cumplida por la Policía.
El hecho pone nuevamente en foco la preocupación creciente por la participación de menores en hechos delictivos y la necesidad de abordar el fenómeno desde un enfoque integral, que contemple tanto la seguridad como la prevención social.
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