A punto de cumplirse los primeros cien días del gobierno de Yamandú Orsi, el histórico Hotel Casino Carmelo sigue cerrado, sin un plan claro a la vista. Las declaraciones de autoridades son prudentes y el abandono avanza sin freno.
El próximo 9 de junio se cumplirán los primeros cien días del gobierno de Yamandú Orsi, y en ese marco, una de las grandes incógnitas para Carmelo sigue sin respuesta: ¿ qué pasará con el Hotel Casino Carmelo? El edificio, que alguna vez fue símbolo del turismo de alto nivel en el litoral uruguayo, permanece cerrado, deteriorándose con el paso del tiempo y la desidia de las decisiones postergadas.
Durante estos primeros tres meses de administración, el nuevo ministro de Turismo, Pablo Menoni, ha optado por la cautela. En una de sus escasas referencias públicas al tema, afirmó que el problema no radica tanto en el proceso licitatorio fallido que heredó de la gestión anterior, sino en las expectativas poco realistas que se generaron en la ciudadanía.
“Se puso la carreta delante de los bueyes”, declaró Menoni, cuestionando la falta de un análisis de riesgo adecuado y el apuro por presentar una licitación sin respaldo político ni condiciones de mercado claras. Su diagnóstico fue claro, pero la solución permanece ausente: no ha anunciado medidas concretas para frenar el deterioro ni se ha confirmado si se relanzará un nuevo llamado a inversores.
En el plano parlamentario, el senador frenteamplista Nicolás Viera señaló que el tema está “en la mesa de discusión”, aunque, hasta el momento, no se conocen iniciativas legislativas ni presupuestales que contemplen una salida concreta. La expresión, que podría interpretarse como una señal de apertura, deja también en evidencia la falta de definiciones.
Mientras tanto, el edificio se enfrenta al paso del tiempo y a la intemperie. Sin mantenimiento preventivo ni acciones mínimas para salvaguardar su estructura, lo que fue un emblema del turismo en Carmelo corre riesgo de convertirse en una ruina sin retorno. Vecinos, empresarios y actores del sector turístico observan con creciente inquietud la inacción, preguntándose si el Estado tiene un plan o simplemente espera a que el problema desaparezca por desgaste.
El silencio del gobierno contrasta con la visibilidad del hotel: ubicado en una zona estratégica de la ciudad, próximo a la costa y con vista al río, el ex Hotel Casino Carmelo es inevitable para quien transite por la zona. Su cierre, ya prolongado por años, no solo representa una pérdida económica y cultural, sino también simbólica: es la imagen del estancamiento de un proyecto turístico que supo tener ambición y hoy apenas sobrevive en la memoria local.
A poco de cumplirse los 100 días de gestión, el caso del Hotel Casino Carmelo resume uno de los grandes desafíos del gobierno en el interior del país: definir si los emblemas del pasado pueden reinsertarse en una política turística nacional con mirada moderna, o si quedarán como postales gastadas de un esplendor que nadie se atreve a recuperar.
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