Un estudio reciente sobre el comercio minorista en América del Sur advierte que la incorporación de tecnologías digitales, automatización e inteligencia artificial está modificando de forma sostenida las condiciones de trabajo en el sector. En el caso de Uruguay, el informe señala transformaciones concretas en el empleo, los salarios y la organización laboral, con efectos visibles en quienes trabajan en supermercados y grandes tiendas.
La investigación se titula Más allá del código de barras: tecnología, precarización y sustitución en el comercio minorista de América del Sur, fue publicada en agosto de 2025 y elaborada por Leonel Moya, Mailén García y Carolina Glasserman Apicella. El trabajo fue impulsado por una alianza entre Datagénero, UNI Américas y el Centro Regional Sindical de la Friedrich-Ebert-Stiftung, una fundación creada en 1925 que promueve la democracia social y la cooperación internacional. El objetivo del estudio es analizar cómo el avance tecnológico impacta en el empleo del comercio minorista y aportar información para el debate público.
En Uruguay, el informe se apoya en datos de la Encuesta Continua de Hogares 2024 y muestra que el sector del comercio minorista presenta una fuerte feminización: el 66 % de las personas ocupadas son mujeres. Además, el 88 % de quienes trabajan en el sector tiene como máximo nivel educativo el ciclo medio completo.
En términos salariales, Uruguay registra el promedio más alto entre los países analizados, con un ingreso mensual medio de 646 dólares. Sin embargo, el estudio identifica una brecha salarial por género del 17 %: los varones perciben en promedio 732 dólares, mientras que las mujeres alcanzan 601 dólares mensuales.
El informe también describe la estructura del empleo en el país. El 55 % de las personas ocupadas en el sector minoristas son asalariadas, el 39 % trabaja por cuenta propia y el 4 % corresponde a la categoría de patrón. Los salarios más bajos se concentran en el trabajo por cuenta propia. En cuanto al tamaño de los establecimientos, el 66 % del personal se desempeña en comercios pequeños, el 14 % en medianos y el 19 % en grandes superficies, donde los ingresos son en promedio un 17 % más altos.
Respecto a la formalidad laboral, el estudio indica que el 69 % de los trabajadores asalariados del sector realiza aportes jubilatorios. Quienes aportan perciben ingresos un 40 % superiores a quienes no lo hacen. En los establecimientos pequeños, solo el 53 % de los trabajadores realiza aportes, lo que marca una diferencia relevante dentro del mismo sector.
El trabajo advierte además que, en Uruguay, el avance de la automatización y del comercio electrónico no ha eliminado por completo el trabajo humano, pero sí ha generado procesos de sustitución parcial. Tareas como las de caja, depósito o ventas se ven reducidas o reorganizadas, mientras que los puestos que permanecen tienden a concentrar más funciones. El estudio señala la presencia de contratos temporales con alta rotación y un uso frecuente del período de prueba en el país.
Otro de los puntos relevados es el impacto del comercio electrónico en los ingresos. Según el informe, en Uruguay las ventas realizadas a través de plataformas digitales no generan comisiones para el personal de tienda, y muchos clientes utilizan los locales físicos para probar productos que luego compran en línea. Esta dinámica, indica el estudio, incide directamente en los ingresos de los trabajadores del sector.
La investigación concluye que Uruguay presenta mayores niveles de formalidad que otros países de la región, pero no queda al margen de los cambios que atraviesan al comercio minorista sudamericano. La incorporación de tecnologías, según el informe, reconfigura el empleo existente y plantea desafíos específicos para las condiciones laborales, los ingresos y la organización del trabajo en el sector minorista

























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