La situación de la Reserva de Fauna volvió a instalarse en la agenda pública a partir de denuncias, fuga de animales, exigencias del Instituto de Bienestar Animal (INBA) y un comodato vencido desde 2019. En ese contexto, los concejales del Municipio de Carmelo —Luis López, Claudia Duarte y Celia Vence— participaron de una entrevista en Radiolugares, en la que detallaron sus percepciones sobre el estado de la Reserva y el alcance de su intervención como autoridades locales.
La conversación dejó al descubierto no solo la preocupación por los hechos recientes, sino también la manera en que el Municipio se posiciona frente a una institución compleja, con un funcionamiento que, según los propios concejales, depende de un reducido número de personas.
Un Municipio que observa y acompaña
Desde el inicio, los concejales plantearon que la convocatoria a la presidente de la Reserva, Alicia Espíndola, tuvo como objetivo “interiorizarse” sobre la situación actual, especialmente después de declaraciones y versiones que circulaban en la comunidad.
Tanto López, Vence, como Duarte insistieron en un mismo punto: el Municipio no tiene competencia directa sobre la Reserva, pero entiende que debe involucrarse por el impacto que el lugar tiene en la comunidad y en el tránsito de visitantes. En ese sentido, asumieron un rol de acompañamiento, centrado en conocer el estado de la institución y en facilitar gestiones ante organismos nacionales en caso de ser necesario.
El comodato como eje de las dificultades
Buena parte de la entrevista giró en torno a la vigencia del comodato con el Ministerio de Turismo, vencido desde 2019. Para los concejales, este factor explica gran parte de los problemas actuales.
López sostuvo que “primero hay que arreglar el comodato” para poder encarar las exigencias presentadas por el INBA, entre ellas:
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contar con un laboratorio,
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disponer de un espacio para cuarentena,
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construir un doble cercado para evitar el contacto entre visitantes y animales,
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adecuar instalaciones específicas, como la jaula del buitre o el espacio del coatí.
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Según el concejal, sin un comodato vigente la Reserva no puede realizar inversiones, buscar financiamiento ni planificar mejoras. Señaló además que los responsables de la institución viajarían en los próximos días a Montevideo para reunirse con autoridades nacionales y avanzar en respuestas formales a las exigencias planteadas.
Las denuncias y las irregularidades: información parcial
Durante la entrevista surgieron varias menciones a denuncias presentadas ante el INBA. Sin embargo, los concejales afirmaron que no conocen el contenido específico de esas denuncias.
Sí mencionaron que:
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el INBA entrega una lista de exigencias a raíz de una denuncia previa,
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los responsables de la Reserva tienen diez días para responder,
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hubo un reconocimiento público de irregularidades en el manejo de animales, entre ellas la compra de un ñandú macho sin guía.
López planteó que algunas decisiones pudieron surgir de la intención de mejorar la Reserva, aunque reconoció que existe un procedimiento técnico que debe cumplirse para el ingreso de animales.
La fuga de más de 40 animales y los cuestionamientos de vecinos
Uno de los momentos centrales de la entrevista fue la intervención del vecino Adolfo Suárez, quien vive junto a la Reserva. Su testimonio aportó una perspectiva distinta sobre la fuga de animales ocurrida semanas atrás.
Suárez expresó dudas sobre el origen del episodio y señaló que consideraba improbable que se escaparan más de 40 animales sin que nadie lo advirtiera. También preguntó por qué intervinieron bomberos y policía esa madrugada, qué motivó esos llamados y qué investigación se inició para esclarecer lo ocurrido.
Su planteo repitió una preocupación compartida por otros vecinos:
la necesidad de esclarecer responsabilidades y determinar si hubo vandalismo, negligencia o alguna otra situación que no ha sido explicada públicamente.
Los concejales reiteraron que, a su entender, el cerco fue cortado por personas externas, y que la Reserva no cuenta con presupuesto para mantener un sereno durante todo el año.
Dificultades estructurales: comisiones incompletas y escasez de voluntarios
La entrevista también expuso otro problema: la dificultad para conformar comisiones directivas. Según López, la Reserva necesita al menos 60 integrantes para cumplir con su estatuto y no cuenta con gente suficiente para renovar autoridades.
Esta situación, afirmaron, se repite en otras instituciones de la ciudad, donde la falta de voluntarios impide el recambio natural de dirigentes y obliga a mantener comisiones con miembros que ya no participan activamente.
Una institución sostenida por pocas personas
La concejal Duarte destacó que la Reserva funciona “gracias al esfuerzo de tres o cuatro personas”, quienes realizan tareas de mantenimiento, limpieza y mejoras con escasos recursos. Explicó que inicialmente tenía dudas sobre el cobro de entradas, pero que luego comprendió que se trata de un mecanismo para financiar gastos básicos.
Duarte sostuvo que, tras escuchar a Espíndola, considera que el Municipio debería acompañar el proceso de regularización del comodato y apoyar gestiones para que la Reserva pueda cumplir con las exigencias que se le solicitaron.
Entre las prioridades y las urgencias
Durante la charla surgió una diferencia de enfoque: mientras los concejales mantenían el comodato como condición central para avanzar, los periodistas plantearon que la gestión interna de la Reserva —incluyendo el manejo de animales, las irregularidades admitidas y la fuga masiva— debía ser el tema prioritario.
Duarte coincidió parcialmente al señalar que “hay cosas que se pueden ir solucionando”, pero insistió en la importancia de definir el marco legal que habilite futuras inversiones.
Un debate abierto sobre la gestión local
La entrevista dejó planteados varios temas que exceden la coyuntura de la Reserva:
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el alcance del rol municipal en situaciones donde no tiene competencia directa,
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el seguimiento que se realiza a instituciones locales,
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la coordinación con organismos nacionales,
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la disponibilidad de recursos técnicos, humanos y económicos,
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el peso de la voluntad individual frente a las exigencias normativas.
La Reserva de Fauna aparece como un caso que combina afecto comunitario, dificultades estructurales, exigencias legales y una gestión que, según los propios actores, enfrenta limitaciones.
El debate sigue abierto. La comunidad espera respuestas sobre lo ocurrido con los animales, la regularización del comodato y el futuro de la institución, mientras el Municipio se posiciona como un actor dispuesto a acompañar, pero sin intervención directa en la toma de decisiones.


























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