Por Elio García |
Me gusta observar los objetos que hay en las mesas de reuniones. Los documentos, expedientes, las computadoras personales encendidas. Muchas veces aumento la fotografía de forma tal que van apareciendo cosas que a simple vista están ocultas y que en ciertas oportunidades reflejan aspectos de la personalidad.
Al Presidente Dr. Tabaré Vázquez le he descubierto una costumbre. No he participado en ninguna de las reuniones formales e informales, secretas o abiertas que cualquier mandatario tiene a lo largo de su gobierno, solo he visto sus fotos y de esas simples observaciones milimétricas algún dato tengo para compartir.
Vázquez tiene un sello que lo distingue. Un toque personal diría. He consultado a varias personas sobre esto, e incluso de su círculo cercano y nade se había percatado de ello. Hubo un amigo que me respondió que quizás es una costumbre de su profesión de médico. «Es normal ver eso en las consultas médicas», me dijo.
Es hora
El Dr. Vázquez deja siempre en la mesa de reuniones su reloj pulsera. De esa forma imagino controla el tiempo de quienes hablan o del desarrollo de la reunión.
Si uno observa esta foto aparece el reloj pulsera de Vázquez en la mesa.
Me lo imagino escuchando, firmando documentos que inciden de una forma u otra en nuestras vidas. Y allí sobre la mesa de reunión su reloj con la hora, los minutos y segundos que van recorriendo su espacio visual más cercano, al lado de las hojas que lee y firma.
No hay fotos del instante en que Vázquez se despoja de su reloj pulsera y lo coloca en la mesa. Pero estando allí dice algo de su personalidad, reflejando que controlar el tiempo es algo tan importante como controlar un gobierno, un país y dejar huellas en nuestras vidas que están marcadas por cada segundo de su reloj.
La hora de la verdad.
