Atenas, 16 abr (EFE).- Las flotas asiáticas están dañando muchos espacios biodiversos en el océano, algunos con pesca ilegal y condiciones laborales que violan los compromisos de la OIT, asegura Ignacio Fresco Vanzini, asesor de la campaña de pesca ilegal de Oceana en Europa.
Vanzini, que asiste a la Conferencia Our Ocean 2024 en Atenas, afirma, en una entrevista a EFE, que si bien ha habido ciertos progresos y un incremento de la capacidad administrativa de ciertos países asiáticos para luchar contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, no han sido capaces de limitar la rápida expansión de las flotas pesqueras que operan en aguas internacionales, sobre todo la China.
Estas flotas son extremadamente opacas e insostenibles, según el asesor de Oceana, y se encuentran vinculadas a muchos abusos de los derechos humanos y laborales.
En su opinión, la primera medida que se necesitaría es el incremento de la presión internacional y la cooperación multilateral, porque de muchas de estas flotas ni siquiera se conoce el tamaño (número de embarcación y capacidad real de capturas), o tampoco hay información dónde operan (no existen registros públicos oficiales, que seas confiables, o accesibles).
Por ello, es imprescindible exigir esta información en los foros internacionales. Porque estas flotas así mismo tienen acuerdos bilaterales parar operar en las aguas de muchos países, sobre todo del África Occidental, muchas veces utilizando sociedades pantallas.
Sostiene que habría que exigir, en primer lugar, que se hiciesen públicos los acuerdos bilaterales para pescar en las aguas de dichos países y en segundo, aclarar dónde han registrado las empresas asiáticas los buques que operan bajo las banderas de estos terceros países, porque algunos estudios apuntan a que existen más de 480 embarcaciones de propiedad china operando bajo banderas de países de África Occidental, bajo la creación de sociedad mixtas o similares.
Fresco Vanzini insta a impulsar registros de flotas nacionales que sean abiertos y que proporcionen acceso público a información sobre la propiedad de todos los buques.
Además, asegura, resulta imprescindible reducir nuestra dependencia de las importaciones de estos países, y cerrar el mercado a aquellos productos que puedan provenir de la pesca ilegal o capturados mediante abusos laborales.
Los grandes mercados de pescado y marisco, como el europeo, el estadounidense y el japonés, tienen que mejorar y alinear sus controles a las importaciones procedentes de las flotas asiáticas o con capital de dichos países, sobre todo de aquellos productos pesqueros capturados en aguas internacionales, mediante controles, verificaciones e inspecciones, añade el experto.
La mejora de la trazabilidad, exigiendo información fiable sobre qué se captura, cuándo, dónde y cómo, es imprescindible para asegurar la sostenibilidad de las pesquerías y condiciones de la tripulación, afirma.
Asimismo, plantea que debemos aprovechar al máximo la nueva Directiva Europea de Sostenibilidad Corporativa para identificar y mitigar todos los riesgos en la cadena de valor vinculados a la sostenibilidad y al respeto de los derechos humanos.
También apela a exigir que todas las importaciones de productos pesqueros, especialmente de China, cumplan con los estándares mínimos acordados internacionalmente, como los consagrados en el Convenio de la Organización Internacional del Trabajo y transpuestos en la UE a través de la Directiva 2017/159.
Por último, sostiene el representante de Oceana, la UE tiene una poderosísima arma, que es el Reglamento contra la Pesca Ilegal, No Declara y No Reglamentada, que le permite bloquear todas las importaciones pesqueras de aquellos países que no respetan las normas internacionales y de sostenibilidad, sistema que ha permitido mejorar enormemente la legislación pesquera y capacidad de control de algunos países, como Tailandia, Filipinas y Corea del Sur.
Sin embargo, afirma, las tensiones geoestratégicas impiden aplicarlo también a China, pero es necesario utilizar todo el potencial de las herramientas legislativas de las que disponemos.
Según Vanzini la ampliación de las áreas marinas protegidas (AMP) para la conservación de la biodiversidad y las actividades económicas relacionadas con el océano ayudarían sin duda en esa lucha.
Sin embargo, subraya, hay que tener en cuenta que todavía existen vastas zonas del océano que están sin regular, como el Atlántico Suroccidental, frente a las costas de Argentina y Uruguay, donde la flota asiática opera sin ningún tipo de control ni regulación, por lo que un paso previo sería la regulación de dichas pesquerías y acuerdos de colaboración científicos para identificar zonas vulnerables y proponer medidas de protección.
En cualquier caso, la creación y ampliación de las áreas marinas protegidas es imprescindible para cumplir con los objetivos de conservación y restauración de la naturaleza, impedir el colapso de muchas especies sensibles, y cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible.
Una vez creadas dichas áreas, es igualmente imprescindible su gestión y control efectiva, concluye el experto.