Memorias de un acorazado nazi y un crucero australiano, patrimonio de Uruguay

Fotografía de documentos del buque alemán Graff Spee, hundido en costas uruguayas durante la Batalla del Río de la Plata, en una exhibición de artículos históricos de la Administración Nacional de Puertos (ANP) el 2 de octubre en Montevideo (Uruguay). EFE/Federico Anfitti

Por Santiago Carbone

El acorazado alemán Admiral Graf Spee en 1939 y el crucero australiano Greg Mortimer en 2020 escribieron parte de su historia en aguas de Uruguay, país que este fin de semana les rinde un pequeño homenaje en una nueva edición del Día del Patrimonio.

En una doble jornada en que destacados lugares públicos y privados abren sus puertas para mostrar sus más preciados tesoros, el puerto de Montevideo es uno de ellos y evoca capítulos de otros tiempos porque, como explica a Efe el ministro de Educación y Cultura del país, Pablo da Silveira, la principal terminal fluvial del país es «absolutamente esencial en la historia de esta ciudad».

«Desde la época de las guerras de independencia y hasta hoy, el puerto ha jugado un rol absolutamente esencial en la historia de esta ciudad. No se entiende Montevideo, no se entiende la historia de Montevideo, no se entiende la identidad de Montevideo si no la miramos desde el puerto», asegura.

En la sede de la Administración Nacional de Puertos (ANP), desde la que pueden verse cientos de barcos y contenedores, una exposición rememora la Batalla del Río de la Plata, ocurrida más de 80 años antes de que un crucero australiano quedase varado en sus aguas durante dos meses con la mayoría de su pasaje afectado por COVID-19.

CARTA DE UN PROTAGONISTA

Entre maquetas, fotos e instrumentos de navegación, una pequeña repisa guarda documentos relacionados con uno de los barcos más potentes del régimen nazi, el Admiral Graf Spee, que navegaba las aguas del Atlántico Sur bajo la estricta orden de Adolf Hitler de atacar unidades mercantes, con el ojo puesto principalmente en los buques británicos.

Uno de estos papeles es una misiva -no expuesta hasta ahora- que en 1965 envió el diplomático británico Eugen Millington-Drake al entonces subgerente general de la ANP para felicitarle por la iniciativa de crear el Museo Histórico-Marítimo y Portuario.

El que ejercía como embajador de su país en Uruguay -y auténtico protagonista por sus gestiones ante las autoridades uruguayas- durante la Batalla del Río de la Plata asegura que con «mucho placer» enviaría como obsequio la tapa del libro «El Drama del Graf Spee», que en ese momento se publicaba en Londres.

También se comprometía a mandar un ejemplar «en castellano» del mencionado texto en la siguiente remesa que partiera hacia Montevideo. «Cuando estén disponibles les haré llegar también fotografías de nuestros cruceros Exeter, Ajax y Achilles» (barcos ingleses participantes en la contienda), agrega el texto mecanografiado.

Este material es parte de los valores materiales que tiene en su edificio la ANP, una institución que, en su historia, participó con apoyo sanitario y humano en tres hitos.

DE LA BATALLA DEL RÍO DE LA PLATA AL CORREDOR HUMANITARIO

El primero fue en 1939, cuando el Graf Spee ingresó al Puerto de Montevideo por 72 horas para reparar los daños sufridos cerca de las costas de Punta del Este (sureste de Uruguay) y para bajar a los heridos y fallecidos que dejó la contienda.

Otra fue en 1982 durante la Guerra de las Malvinas, donde Uruguay funcionó como un «hospital de campaña» para los británicos, según se puede leer en un cartel montado en la muestra, que está acompañado por un código QR para que los visitantes puedan obtener más información de los hechos en sus teléfonos inteligentes.

Más de 500 soldados heridos fueron trasladados, en aquellos momentos, hasta la principal terminal aérea del país desde donde volaron a Londres.

La última misión destacada aún está fresca en la memoria de los uruguayos, ya que se dio en los primeros meses de 2020, cuando el país afrontaba con incertidumbre los primeros tiempos de la pandemia.

El 31 de marzo, el crucero australiano Greg Mortimer, que había partido desde Ushuaia (Argentina) hacia las islas Canarias con 132 pasajeros y 85 tripulantes a bordo, debió hacer una escala de emergencia en Montevideo para evacuar a una persona con problemas respiratorios, quien estaba infectado de coronavirus.

Desde ese momento, Uruguay atendió la situación del buque y prestó auxilio a quienes viajaban en él en distintas fases.

Finalmente, por medio de varios corredores humanitarios las personas que estaban sanas y luego las que se habían curado tras hacer cuarentena en Montevideo pudieron regresar a sus países en un hecho que dio la vuelta al mundo.

Estos hechos son recordados para Efe por el presidente de la ANP, Juan Curbelo.

«Entre muchas cosas muy ricas que tiene la ANP, una empresa creada en 1916, en cuanto a lo que podemos considerar un puerto solidario o un puerto humanitario estos son tres mojones que han sido importantes en la historia de Uruguay», señala.

Además, destaca la «riqueza cultural» que hay dentro del edificio que alberga la muestra y recuerda que es «parte de la identidad nacional y de la historia de Uruguay», país que se construyó «a partir del desarrollo portuario».

De esta manera, la 26 edición del tradicional Día del Patrimonio, que en esta oportunidad rinde homenaje a la figura de Manuel Quintela y cuya consigna es «Medicina y salud, bienes a preservar», permite unir las historias de dos barcos que, cada uno en su ámbito, quedaron anclados para siempre en la memoria uruguaya.

EFE

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