La invasión invisible

China en Uruguay.

Por Elio García |

Hace veinte años trabajando en cuestiones de marketing me llamó un cliente de Colonia del Sacramento para pedirme un curioso trabajo. Tenía que realizar solo cuatro folletos sobre el Puerto de Nueva Palmira.  Venía una delegación de una provincia China y había que realizar un documento de presentación de ese puerto. En aquella época me costó bastante encontrar una empresa que realizara trabajos especiales de pocos ejemplares, prácticamente no existían. Imprimir aquello era en los noventa una extrañeza y por que no una buena cantidad de dinero.

Aquel empresario comenzó entonces a viajar a China. A sus contactos chinos le ponía nombres en español para identificarlos «Pablo», «Pedro», «Carlos»o «José». Sus historias en aquel país no es el objetivo de esta nota, pero solo refleja la vinculación invisible que ha venido teniendo ese país, casi sin prensa, en empresarios también locales que viajan con regularidad a realizar negocios a ese lejano país.

Las influencias extranjeras en nuestro país

El Uruguay ha tenido por lo menos tres acercamientos importantes con países extranjeros en toda su historia. Previo a la conformación como país, este territorio tuvo una cercanía con la ‘Madre Patria’, España y su llegada a estas tierras. También los ingleses quienes construyeron gran parte de la red ferroviaria del país, junto a sus puentes, se establecieron aquí y dejaron una herencia que hasta hoy existe. Incluso para algunos historiadores son los creadores de la idea país.

Hay algunos historiadores, que polémica mediante han dicho que el Uruguay fue un invento inglés. Los ingleses inventaron Uruguay como nación y país independiente porque desde el punto de vista geopolítico en ese momento era inadmisible que Argentina fuera quien dominara el ingreso al inmenso estuario del Rio de la Plata.  Un estado «tapón», un territorio neutral entre Brasil y Argentina en la dinámica de puertos. Uno de los que sostenía esa teoría en sus magistrales clases era ni más ni menos que el historiador uruguayo Washington Reyes Abadie.

También Francia jugó un rol importante e incidió muchísimo en nuestro país. En 1883, la Alliance Française ya ofrecía su apoyo desde finales del siglo XIX al Collège Carnot de Montevideo. Y años después creo una red de centros culturales donde se enseñaba el idioma francés en todo el país, incluso en pequeños pueblos. Integró también el idioma francés a la educación secundaria pública. La Alianza Francesa en Uruguay era propietaria de cosas insólitas, como por ejemplo de un aeródromo.

¿Una nueva dependencia?

En la edición de setiembre, de la Revista Lento, Andrés Raggio (politólogo y especialista en relaciones internacionales) junto a Dani Scharf, publican un ensayo donde analizan las inversiones chinas en la región. El trabajo es impactante.

Al observar la participación de los chinos en el total de las exportaciones e importaciones con Sudamérica, los productos que se comercializan, la conclusión final es que cada vez más dependemos de China.

Para entender el grado de dependencia hay que observar la participación de productos primarios en el total de las exportaciones y qué papel tiene ese mercado. Esto ha generado el fortalecimiento de sectores como el sojero por un lado, pero por otro perjudicando la diversificación productiva, concentrando la riqueza en unos pocos, no precisando mano de obra con el agregado de las consecuencias en el medio ambiente y en la calidad de vida de los habitantes.

Pero hoy China en Uruguay se muestra en una invasión de productos que alcanza a decir, que usted lector, en este  momento que esta leyendo esta nota, es muy probable que tenga algo puesto de origen chino.

Un reloj, un calzoncillo, una bombacha, su celular, el cepillo de dientes, su auto, el reloj de la mesita de luz, los zapatos que tiene puesto. Todo o casi todo es chino.

Esta verdadera apropiación de objetos que hacen a la vida diaria, sin embargo, no ha llegado aún a consolidarse en las viejas invasiones caracterizadas por imponer también la cultura, y el desembarco de verdaderos invasores territoriales.

Hoy la presencia China está casi en letra chica, mientras te vas colocando el jean hay una etiqueta con el nombre del importador. Dice 81% algodón, 18% poliéster y 1% lycra y con letras mayúsculas la frase de todos los días: «HECHO EN CHINA.»

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