Este sábado el diario argentino La Nación publicó una linda nota sobre Carmelo, adentrándose un poco más allá de las tradicionales notas a emprendimientos turísticos, para incursionar en aspectos sociológicos sobre la personalidad de la ciudad.
Hay una interesante entrevista a Pablo Pegazzano donde cuenta la relación de los argentinos con Carmelo, mencionan al empresario Eduardo «Pacha» Cantón, con su llegada en los noventa con emprendimientos turísticos que marcaron un antes y después en ese sector de la economía local.
También la periodista Verónica Pagés, se detiene en las rutinas locales y menciona hechos cotidianos, muy bien narrados, aunque no exento de algún «gazapo» dijeran los españoles (error) al mencionar que el Puente Giratorio no gira más.
Sin embargo Pagés tiene pasajes muy lindos al escribir sobre nosotros » los más jóvenes llegan de a dos en motos o camionetas que estacionan de culata hacia la arena, para sentarse ahí mismo a tomar mate o cerveza. La escena sucede cerca del viejo puente giratorio, que ya no gira. También está la solitaria plaza Artigas, que recuerda al héroe máximo, quien, además de todo, fundó la ciudad; y la plaza Independencia, más céntrica, más movida, pero recién después de las seis de la tarde,» menciona.
El otro Carmelo
En su análisis la periodista reconoce que hay un Carmelo que «que muchos carmelitanos no conocen» afirma, «uno más elegante, moderno pero antiguo a la vez; abierto aunque a veces un poco cerrado, adonde se suele entrar con contraseña, mencionando referencias, a algún conocido o «de parte de tal». Repleto de eucaliptos y pinos, con un aroma fresco y penetrante sobre todo después de un día de lluvia. Rodeado de viñedos, con calles de tierra, quintas, hoteles boutique, bodegas boutique. Así, los nacidos y criados se mueven de Carmelo al sur. Los demás, de Carmelo al norte,» escribe.