Símbolos en vez de palabras: La ciencia también estudia los emojis

En la actualidad se pueden utilizar en las diferentes plataformas 2.623 emojis.

Se puede elegir entre una gran variedad de caras, desde morenas a claras, con cabello largo o corto, barba y bigote, pero todas abstractas, no personalizadas. Pese a que ya hay miles de emojis, muchos usuarios no están satisfechos con la selección, un tema que estudia incluso la ciencia.

Anatol Stefanowitsch investiga en la Universidad Libre de Berlín las pequeñas imágenes y cómo las usan las personas en los mensajes escritos. Aunque es lingüista, Stefanowitsch estudia también temas culturales como cuán diferenciados deben ser los emojis y dónde están los límites.

En la actualidad se pueden utilizar en las diferentes plataformas 2.623 emojis, según informa en su web el consorcio Unicode, que establece desde su sede en Estados Unidos las directrices para el software actual, emojis inclusive.

Quien así lo desee puede proponer nuevos símbolos a Unicode. La fundamentación es clave para que sean aceptados, así como que no puedan generar confusión. Y luego armarse de paciencia, porque pueden pasar años hasta que la idea sea puesta en marcha. Los expertos reciben miles de propuestas y deben decidir si incluirlas o no en la lista.

Desde hace tiempo de lo que se trata es sobre todo de más colores y formas: en la nueva versión 10 de Unicode habrá un emoji con pañuelo islámico. Y eso es solo el comienzo, pronostica Stefanowitsch.

«Cuando se empieza a tener en cuenta a los grupos de población, cada vez hay más solicitudes», comenta sin ninguna intención crítica, sino para destacar la importancia de los emojis para la generación de los nativos digitales. Para muchos son más que meros símbolos que muestran un estado de ánimo o una actividad: se trata de que la gente se identifique con ellos.

¿Y cómo funciona esto? En el caso del color de la piel es bastante obvio, pero ¿y el pelo, la forma de los ojos, de los rostros? En Escocia hubo una petición para que Unicode introdujera emojis pelirrojos, que podrían llegar el año que viene, ya que el pedido se debatió a principios de este año.

Se ha avanzado por el camino de una diferenciación cada vez mayor, señala Stefanowitsch, algo que puede seguir hasta el infinito. El límite estaría allí donde cada individuo se viese reflejado con sus principales características. En el tema del pelo pelirrojo se observa que no se trata solo de cuestiones étnicas, sino de características físicas.

La escritura por sí sola ya no basta para las exigencias de la comunicación digital, conclusión a la que ya llegó en 2015 la institución británica que edita el Diccionario de Oxford. Su presidente, Casper Grathwohl, dijo entonces que el alfabeto ya no puede cubrir las necesidades de la comunicación rápida y centrada en lo visual de este siglo.

Los emojis son flexibles, inmediatos y concomitantes, señaló Grathwohl. «Superan barreras lingüísticas». Y cuanto más emojis hay, más ilimitada parece ser la capacidad de expresarse sin barreras con los pequeños símbolos. Por ello, la institución eligió hace dos años como palabra del año al emoji de la carita que llora de risa.

dpa

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