Pelearse por WhatsApp

Por Elio García /

“Lo real es aquella cosa cuyos caracteres son independientes de lo que cualquiera pueda pensar que dicha cosa es.”
― Charles Sanders Peirce

 

El Uruguay del siglo XXI discute una Ley de Medios hecha a medida del siglo pasado.  Incluso las instituciones de gobierno hablan ya desde una realidad que casi no existe. No se entiende la vida cotidiana actual, no logran interpretarla, no saben como actuar porque nada se dice de lo que todos podemos ver en cada uno de nuestros hogares.

Hoy se mira distinto. Mirar distinto implica entender diferente. Comprender desde otras lógicas. Si no somos capaces de darnos cuenta de algo tan obvio, menos podremos redactar leyes del siglo pasado, de un mundo que ya no existe más.

Insultos por WhatsApp

Si antes la vida era una acontecimiento de lentas evoluciones, hoy esta se nos presenta como una superposición de ritmos, una acumulación fragmentaria de cosas. Por eso la gente se pelea en WhatsApp, porque todo el mundo escribe todo el tiempo sin interpretar e incluso interpretarse.

Hoy en tu casa es probable que tu hijo estudie con la ceibalita encendida, el celular encendido y el televisor encendido. Todo al mismo tiempo. Incluso la familia toda transcurren sus horas con el celular encendido observando y enviando mensajes todo el tiempo, etiquetando me gusta, siempre.

Esta modalidad social de apropiación no tiene antecedentes y repercute obviamente en las relaciones sociales.

Todo el tiempo con el celular

El tiempo hoy es fragmentario. Todo discurso es fragmentario. Quien no entienda esto no podrá comunicarse con la gente. Así de terrible.  Esto implica un cambio de los ciclos que impactan en la organización económica y social, en los ciclos de actividad política y parlamentaria, en la industria, en el transporte, obviamente en los medios de comunicación y muy especialmente en los sistemas educativos.

¿Quién se anima a comunicar la historia, la geografía, la realidad social, la información pura y todas las ciencias y cosas del saber en pildoritas?

La gente va a los recitales, paga fortunas por estar al lado de sus ídolos y sin embargo los ven a través de la pantalla encendida de su celular que graba constantemente todo lo que muestre donde estoy y cómo estoy.

Un 62 por ciento de los consumidores del mundo entran a las redes sociales mientras miran televisión. La gran mayoría de la gente mira televisión chequeando su facebook. Estas cifras en nuestro país son claramente superiores, me animo a realizar esta afirmación por lo que veo en todos lados.

Sorpresa y media

No se habla entonces de lo principal, de la reestructuración del tiempo y de la percepción de la realidad que aprecia la gente. Por eso cada vez más van a escuchar o leer la palabra «sorpresa» en todas las cosas públicas. Sorpresa en los plebiscitos de Inglaterra y Colombia, sorpresa en las elecciones de los Estados Unidos.

La sorpresa viene porque no estamos en condiciones de entender la realidad y menos entonces de hacer pronósticos.

El mundo cambió en muy poco tiempo y todo lo que existe, ya esta en entredicho. El gran cambio es temporal. Todo se transforma todo el tiempo. Y la gente no entiende mucho. Por eso se pelean en las redes sociales. Porque los mensajes son fragmentados. Uno entiende una cosa y otros comprenden lo contrario. Lo que quiero decir se interpreta de una forma porque nadie lee todo. Leen los titulares o salteando párrafos. Miran las películas con el celular encendido viendo las fotos del viaje al exterior que está publicando el vecino.

Mostrarse, ese es el otro fenómeno nuevo. Que la vida íntima venga en formato de noticia. Publicar tus viajes, logros personales, almuerzos y cenas, bienes materiales, fotografiarse en el dormitorio, en la ducha, en la cocina, competir en ello llegando a lugares insospechados.

Conectados y en movimiento

Obviamente que detrás de todas estas cosas que escribo hay gente que ya las viene estudiando y comprendiendo.  La invención de la maleta con ruedas interpreta a la persona moderna que es funcionalmente móvil.

Hoy vivimos en movimiento, la vida contemporánea es móvil, los teléfonos son móviles, las valijas son móviles. La persona moderna es un ser humano ampliado con cuerpo y equipamiento inteligente (smartphones).

Con el celular salimos a correr, a estudiar, almorzamos con él, vamos al baño, a la playa e incluso al teatro.

¿Cómo podemos estar juntos?, ¿cómo entender lo que nos sucede cuando todo el tiempo pasan cosas?.

La pregunta clave es una sola: ¿Qué es lo importante hoy?

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