La policía como promotora de espacios comunitarios: entre la estrategia simbólica y la búsqueda de legitimidad social

Colonia vivió una jornada de integración y conciencia ambiental en la correcaminata policial

La reciente correcaminata organizada por la Jefatura de Policía de Colonia, con motivo del 196° aniversario de la Policía Nacional, ofreció más que una instancia de deporte y recreación. Con más de 300 participantes y el respaldo de actores como la Fundación Panda y la Intendencia local, el evento se inscribió dentro de una estrategia institucional que busca consolidar una imagen renovada de la policía, anclada en la proximidad, la responsabilidad ambiental y la promoción de hábitos saludables.

Aunque desde la organización se subrayó el objetivo de fomentar el compromiso social mediante la creación de espacios educativos en torno al medio ambiente, la elección del formato –una correcaminata, típicamente organizada por entidades deportivas, educativas o de salud pública– introduce interrogantes sobre los sentidos simbólicos y comunicacionales que una institución como la Policía Nacional proyecta con este tipo de intervenciones en el espacio público.

Una lectura desde el campo de la seguridad y el imaginario colectivo

Periodistas y académicos como Gabriel Pereyra y Juan Pablo Luna han profundizado en la relación entre seguridad, percepción social y legitimidad institucional. Desde esa perspectiva, este tipo de eventos pueden leerse como formas de disputar sentido en el imaginario colectivo, donde la policía no aparece exclusivamente como una fuerza coercitiva, sino como un agente integrador, cercano a la comunidad.

Pereyra ha señalado en sus análisis cómo las instituciones policiales intentan revertir imágenes asociadas al control o al uso de la fuerza a través de acciones que apelen al involucramiento ciudadano. En ese marco, la correcaminata representa un ejercicio de “reposicionamiento simbólico” que busca desplazar la imagen tradicional de la autoridad hacia una de servicio público y empatía comunitaria.

Juan Pablo Luna, por su parte, ha reflexionado sobre la desafección ciudadana hacia las instituciones en América Latina y la necesidad de construir legitimidad desde abajo, es decir, a través del contacto cotidiano con la ciudadanía. En esta lógica, los eventos de participación masiva ofrecen un terreno fértil para desarrollar una narrativa institucional centrada en la colaboración, la prevención y el bienestar colectivo, más que en la represión o la vigilancia.

Imagen institucional, apropiación del espacio público y estrategia comunicacional

La elección de un evento recreativo y ecológico implica una operación simbólica de varios niveles:

Este tipo de acciones se alinean con un enfoque de “policía comunitaria”, concepto que ha ganado presencia en políticas públicas de seguridad ciudadana, especialmente en contextos donde se intenta reducir la distancia emocional y simbólica entre la fuerza pública y la ciudadanía. No obstante, su eficacia real depende de la coherencia entre estos gestos simbólicos y las prácticas cotidianas de la institución.

Desafíos y oportunidades para una nueva narrativa institucional

Si bien no es habitual que las fuerzas policiales lideren este tipo de actividades –rol generalmente reservado a entidades del deporte, la salud o la educación–, su incursión en este terreno puede entenderse como una búsqueda de legitimación mediante la afectividad y la participación. La correcaminata en Colonia se configura así como un caso de estudio útil para observar cómo se ensaya una nueva gramática institucional que procura sumar adhesión ciudadana desde el bienestar compartido y la responsabilidad ambiental.

Lejos de constituir una anécdota aislada, este evento plantea interrogantes sustantivos sobre el lugar simbólico que la policía busca ocupar en la sociedad contemporánea: ¿es posible una policía que no solo cuide, sino también convoque, eduque y celebre? ¿Qué transformaciones profundas en la cultura institucional requiere esa transición?

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