Abu Simbel y la Avenida Rodó

«La mediocridad para algunos es normal
la locura es poder ver más allá.»

Sui Generis

Por Elio García

En marzo de 1966 se terminó el desplazamiento de los templos de Abu Simbel del acantilado rocoso en que se excavaron hace más de 3.000 años hasta la cumbre de la meseta, 60 metros más arriba, debido a la construcción de la represa de Asuán, en Egipto.

Fue así que desplazaron una veintena de santuarios y templos, para salvarlos del agua y conservar ese patrimonio de la humanidad.

Lejos estamos de considerar una obra de arte a las columnas que prisioneras de la burocracia estatal quedaron en medio de la peatonal de Avenida Rodó en nuestra ciudad, pero la comparación es válida cuando hay voluntad política por hacer las cosas bien y sensibilidad y amor por aquello que valoramos.

La obra de Avenida Rodó fue y es considerada por las propias autoridades una de las mayores inversiones públicas de la ciudad. Allí se gastaron $ 137.881.246 pesos que salieron de los bolsillos de los ciudadanos uruguayos.

Si en Egipto lograron trasladar templos enormes con tecnología de los años sesenta, pensamos que mover unas columnas de donde surgía el trazado de la construcción de una vereda, no debería ser tarea tan difícil. Estábamos equivocados.

Y este no es un tema de crítica, debería serlo sí de vergüenza. Por hacer mal las cosas. Por carecer de sensibilidad y estética. Por no actuar con responsabilidad y criterio.

Es impresentable trazar una vereda y dejar en el medio no una, sino dos, tres, cinco columnas que están allí como testimonio mudo de lo que no hay que hacer en una obra pública.

¿Ustedes se imaginan una autopista con una columna en el medio?.

No tomarse el tiempo para coordinar los trabajos. Pensar que a nadie le va importar hacer las cosas a medias. Culpabilizar a otros. Ese es el camino de la mediocridad. Con esa mentalidad no vamos a lograr grandes cosas.

¿Qué costo tiene en mi ciudad hacer las cosas mal?

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