Unas 100.000 personas más quedan bajo la línea de la pobreza en 2020

El aumento de las personas bajo la línea de la pobreza supone un crecimiento de casi dos puntos respecto a 2019, cuando estuvo en 8,8 %, y superó la de 2013, que estaba establecida en 11,5 %. EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo

Unas 100.000 personas pasaron a estar bajo la línea de la pobreza en 2020, por lo que la cifra total ascendió al 11,6 % en un año marcado por la covid-19 y en el que también aumentaron las personas en indigencia, según un estudio divulgado por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

El aumento de las personas bajo la línea de la pobreza supone un crecimiento de casi dos puntos respecto a 2019, cuando estuvo en 8,8 %, y superó la de 2013, que estaba establecida en 11,5 %.

Además, en el caso de la línea de la indigencia la cifra se duplicó de 0,2 %, en 2019, a 0,4 % en 2020.

En 2020 hubo 7.087 indigentes más para totalizar 14.124 personas en esa situación.

Según el INE, el valor que toma la proporción de personas pobres para el año 2020 implica que de cada 1.000 personas 116 de ellas no superan el ingreso mínimo para cubrir las necesidades básicas alimentarias y no alimentarias consideradas por la metodología aplicada.

La estimación de la indigencia a nivel de personas para el total del país señala que, de cada 1.000 personas, 4 no alcanzan el ingreso mínimo previsto para cubrir las necesidades alimentarias básicas.

Con relación a la proporción de personas pobres, Montevideo registra el valor más alto, seguido de las localidades del interior de menos de 5.000 habitantes.

Para determinar las personas pobres, el INE utiliza una canasta básica total línea de pobreza, que se compone de una canasta básica alimentaria (que determina la línea de indigencia) y una canasta básica no alimentaria.

Así, un hogar de Montevideo compuesto por 3 personas, con ingresos totales líquidos inferiores a los 37.198 pesos uruguayos (unos 826 dólares) se considera un hogar pobre.

Si el total de ingresos líquidos fuese igual o superior a dicho monto, se considera un hogar no pobre.

Durante la pandemia de la covid-19 empezaron a generalizarse las ollas populares, una imagen casi desaparecida desde la crisis de 2002, en las que personas con escasos recursos económicos acuden a retirar alimentos cocinados de manera altruista a partir de donaciones de vecinos o empresas.

EFE

Salir de la versión móvil