Expresos de Guantánamo que se reunían con empresarios de la zona son acusados de golpear a sus mujeres

Esposas de los liberados de Guantánamo protestan frente a la Torre Ejecutiva (foto: El Pais).

Desde la noche de ayer dos de las tres mujeres uruguayas que se casaron con exprisioneros de Guantánamo están protestando en la Plaza Independencia de Montevideo, frente a la Torre Ejecutiva, reclamando justicia por la violencia que, según denuncian, ejercieron sus cónyuges contra ellas.

En la mañana de ayer lucían carteles y un pabellón nacional. Se trata de Irina Posadas y Roma Blanco, separadas de Omar Faraj y Abdul Din Mohamed, respectivamente, informó Diario El País.

Tras una sucesión de denuncias en la que se incluyen distintas formas de violencia, la Justicia resolvió que ambos ex- prisioneros deberán permanecer a 300 metros de las mujeres.

Sin embargo, en la mañana de ayer y en el momento en que Posadas y Blanco explicaban al medio de comunicación las razones por las que estaban en Plaza Independencia, Abdul Din Mohamed apareció por la calle Buenos Aires junto a otro de los exprisioneros.

Al verlos las mujeres estallaron en gritos de angustia. Llamaron a la Policía y a los pocos minutos apareció un patrullero y luego cuatro policías montados en los segway. Los exprisioneros siguieron su camino y ni siquiera miraron para el lugar donde estaban las mujeres.

El terror se apoderó de Roma y comenzó a llorar. Está embarazada de seis meses y cree que su marido rechaza a su hija por ser niña y que cuando nazca la raptará para entregarla a un grupo islámico.

Un patrullero trasladó a Roma hacia la Comisaría de la Mujer mientras que Irina resolvió mantenerse en la plaza.

Omar Faraj, acusado por su actual esposa, es uno de los liberados de Guantánamo que en el mes de enero de 2015 visitó nuestra ciudad junto a Ahmed Adnan Ahjam y el traductor que los acompaña a todos lados.

En aquella oportunidad se reunieron con empresarios de la zona, quienes los agasajaron haciéndolos partícipes de asados entre amigos y ofreciéndoles estadía en sus propias fincas.

En aquel momento disfrutaron de la puesta de sol en Playa Seré, salieron a comer en Carmelo y se alojaron en el pueblo de Agraciada.

La historia de Faraj

Cuando Irina se hizo parte de la fe islámica tomó el nombre de Fátima. Conoció a Omar durante un evento artístico en una embajada. Él le pidió el teléfono, ella se lo escribió en un papel. Él la citó en la explanada de la Intendencia de Montevideo para pedirle ayuda con el idioma. Ella accedió.

A los pocos días, él pidió para ir a su casa y casi de inmediato le dijo que se quería casar con ella. Y ella accedió. Se casaron por la ley islámica, fuera de las normas uruguayas. No hubo noviazgo porque la cultura islámica lo ve con malos ojos, según explicó Irina a El País.

Los siguientes siete meses fueron los peores de la vida para Irina. Ante la Justicia, la mujer denunció que fue violada en dos ocasiones y que recibió ocho palizas «fuertes».

Además, asegura que en el trato diario fue reducida a la esclavitud y que fue obligada a vestir el burka, prenda que cubre todo el cuerpo y deja a la vista únicamente los ojos.

 

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