Uruguay afronta las elecciones más inciertas y más crispadas de los últimos años

Militantes del partido oficialista Frente Amplio realizan una actividad de proselitismo, el 20 de octubre de 2019, en la rambla de Montevideo (Uruguay). EFE/ Federico Anfitti

El posible retorno el próximo domingo de un partido tradicional al poder tras 15 años; la noticia del cáncer que sufre el presidente, Tabaré Vázquez; o la irrupción de Cabildo Abierto, partido de gran apoyo militar, han sido los hitos de la campaña electoral más crispada de los últimos tiempos en la tranquila sociedad uruguaya.

Parece claro que ninguno de los dos principales candidatos, Daniel Martínez (FA) y Luis Lacalle Pou (PN), ganará en primera vuelta y la duda está en si el líder opositor conseguirá los apoyos suficientes -de la mano del Partido Colorado y Cabildo Abierto fundamentalmente- en la segunda.

La larguísima campaña electoral en Uruguay (que comenzó hace más de medio año con vistas a la celebración en junio de las internas en los principales partidos) se vio golpeada en agosto pasado, cuando se conoció que el presidente del país, Tabaré Vázquez, sufría un cáncer de pulmón.

La normalidad con la que el mandatario, de 79 años, ha afrontado su enfermedad ha hecho que apenas se haya perdido algún Consejo de Ministros y zanjó rápido el debate sobre una posible renuncia antes del fin de su mandato, que expira el 1 de marzo de 2020.

La discreción que rige su vida, en un año en que además quedó viudo tras el fallecimiento de su esposa, María Auxiliadora Delgado, el 31 de julio, ha marcado también el tratamiento médico al que está siendo sometido, del que se conocen pocos detalles más allá de que Vázquez lo ha alternado con el ejercicio de su cargo.

El «annus horribilis» de Vázquez ya había vivido un episodio peliagudo en abril, cuando las confesiones de delito del exmilitar uruguayo José Gavazzo durante la dictadura (1973-1985), que fueron omitidas por las autoridades, hicieron tambalear su Gobierno.

En un caso destapado por el diario El Observador, el exmilitar declaró haber arrojado al Río Negro (centro) al tupamaro Roberto Gomensoro en 1973, confesiones no llevadas ante la Justicia por omisión del Tribunal de Honor, lo que derivó en una ola de destituciones que fueron desde el ministro de Defensa hasta la cúpula del Ejército.

En ese marco, el excomandante en jefe del Ejército Guido Manini Ríos -cesado en marzo por graves cuestionamientos a la Justicia- anunció su candidatura a la Presidencia por Cabildo Abierto.

Esta fuerza, nacida para estos comicios, ha tenido un inusitado ascenso, que la sitúa en cuarto lugar en las encuestas, si bien algunas lo elevan hasta el tercero, con un fuerte apoyo de militares y clases populares.

Cabildo Abierto ha estado en el centro de la polémica por captar la atención de personas vinculadas a la ultraderecha y el neonazismo y su líder, que está en medio de investigación judicial por el «caso Gomensoro», no ha negado su simpatía por el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.

A todos estos elementos de la campaña electoral se sumó, el 1 de octubre, el primer cara a cara electoral desde 1994 entre los dos principales candidatos a la Presidencia, que finalizó en tablas después de que ambos expusieran las líneas básicas de sus programas.

La ausencia del candidato del Partido Colorado (PC), Ernesto Talvi, tercero en la mayoría de encuestas y que, en algún momento, llegó a pugnar por el segundo lugar, elevó el tono de las declaraciones entre aspirantes, algo poco usual en la tranquila escena pública de los uruguayos.

Concepción M. Moreno  (EFE)

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