A partir de ahí comenzaron  escuchas telefónicas con autorización del fiscal federal Fernando Domínguez. Las escuchas llevaron la pesquisa hacia Quimilí, Santiago del Estero.

En una casaquinta, se escondía el contrabandista. Cuando integrantes de prefectura allana el lugar con autorización de un juzgado federal de Santiago del Estero, el acusado ya no estaba. Bajo tierra, en esa casaquinta, la autoridad marítima encontró  2000 kilos de meteoritos.

Hay dos leyes que prohiben «actividades que modifiquen el estado natural de dichos cuerpos, meteoritos y cuerpos celestes».

Lo cierto es que un negocio se esconde detrás de este insólito contrabando. Por ejemplo, un gramo de meteoro colocado en Europa, cuesta 2000 dólares, informó Minuto Uno.

A esta altura, el acusado sigue prófugo. Los meteoritos fueron recuperados. La pesquisa sigue, informó el periodista Mauro Szeta.

En el 2008, personal de la Aduana Argentina secuestró nueve meteoritos que dos ciudadanos uruguayos intentaban cruzar a su país en el paso fronterizo de Colón-Paysandú. Las valiosas piedras se encontraban en las valijas de los contrabandistas y se les estimó un valor de U$S 1.300.000. En esa oportunidad fueron entregadas al museo de Ciencias Naturales y Arqueológicas de la Argentina, para su exhibición.