La madre de Felipe Romero habló con la prensa argentina

Masiva concurrencia en entierro del niño asesinado. (foto: Maldonado Noticias)

El diario argentino Clarín consiguió una entrevista con Alexandra Pérez, madre del niño de 10 años Felipe Romero que fue secuestrado y asesinado por su entrenador.

“Felipe terminaba la práctica de fútbol y les decía a sus compañeros que iba a ayudar a su papá a juntar las pelotas. Mi hijo vio en Fernando el padre que siempre quiso tener. Cuando noté que empezó a actuar con más autoridad de la que le correspondía, acudí a la psicóloga. Y después pasó todo esto”, dice la madre.

La señora explica cómo su hijo se conoció con el que resultaría el homicida: “Berenice, la mamá de un compañerito del colegio de Felipe, me presentó a Fernando. Al poco tiempo, mi hijo empezó a jugar en Defensor de Maldonado, donde él era DT, y generamos una amistad”.

El vínculo entre Sierra y el nene comenzó a crecer destaca Clarín: “Fueron varias veces juntos al Chuy (en el límite con Brasil) y lo llevó de viaje, con mi permiso, a Camboriú”, sigue la mamá. Pasaba mucho tiempo con el nene: “Se iba para su casa los viernes y volvía los domingos. Si le decía que no podía ver a Fernando, Felipe se ponía a llorar”. Pero, en los últimos meses, a Alexandra, que es policía, las actitudes de Sierra terminaron incomodándola. “Comenzó a llevárselo de los lugares sin mi autorización y, además, me enteré que la intención de su mamá, que se sentía ‘abuela’ de mi hijo, era que Felipe se fuera a vivir con ellos”, explica Alexandra, que el mes pasado intentó ponerle un límite al DT. “Le dije que era mi hijo y que yo decidía sobre él. Esa vez, Fernando se puso a llorar y me respondió que él se moría si le sacaba a Felipe”.

Alexandra explica al periodista argentino la situación que se originó el miércoles de la semana pasada: “Esa tarde, mi hijo se entrenaba así que después de la práctica hablé con Fernando y le comenté que si bien iba a seguir en fútbol, por un tiempo, no iba a poder salir más con él. Me respondió que lo entendía”.

“Fue feo ver alejarse el cajón. Felipe era único y muy querido. Y así me lo demostraron en el sepelio todos los que corearon su nombre y le dejaron flores”, dijo su mamá a Clarín.

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