Los provocadores de las redes sociales y la política

¿Qué es un troll en internet? Son esas personas que permanentemente publican mensajes provocadores, discuten con intenciones de molestar, provocan respuestas negativas y generan discusiones en forma permanente logrando que muchos usuarios se enfrenten entre si,causando divisiones. Un troll genera lealtades y lo contrario a ello, pero no pasa desapercibido si uno lo lee o está pendiente de sus ingresos a las redes sociales.

Hay muchas clases de troll, el que más daño le hace a la sociedad es aquel que tiene un perfil político. Es que estamos ante un agitador a tiempo completo. No le interesa dialogar, impone su pensamiento a costa de cualquier cosa, incluso de la agresión verbal, de poner en ridículo a las personas, de faltar el respeto mediante cualquier herramienta. Es una persona sin máscara y con máscara.

A esa actividad en causar impacto a través de las redes sociales se le llama «trollear», el objetivo es alterar la dinámica de cualquier tema atrayendo la atención a sus intereses. Por eso provoca, necesita el efecto de la respuesta, si alguien lo insulta o lo denuncia entra en su territorio y ya es muy difícil salir de esa situación.

En esta actividad no hay ideología, no hay intercambios de ideas, por eso el troll político es un personaje irreverente que destroza la capacidad de diálogo para convivir en democracia. El troll no es un bicho raro, representa la sociedad de hoy, sin pienso, totalmente alejada de marcos ideológicos que sustenten ideas. Su objetivo es alcanzar metas políticas a través de una metodología sin sustento alguno. Donde no hay normas y menos respeto.

Asistimos a la decadencia de las clases dirigentes, y en esto aparecen ellos: quienes piensan y articulan los discursos sin más cobertura que la inmediatez y el insulto o el agravio. Por eso ya es normal que los diálogos a través del WhatsApp terminen muchas veces en verdaderos líos y discusiones fuertes.

Cuando existen personas que se convierten en árbitros de diversas disputas que apuntan a temas que comprometen a toda la sociedad, y estas son desarrolladas sin reglas de juego claras la amenaza llega para quedarse. Es una violencia virtual que puede explotar en la calle en cualquier momento.

El tema no es la prohibición o el control social, es el contenido, la falta de sustancia, la inconsistencia narrativa. Detrás de un troll no hay nada o hay mucho. Por ejemplo un experto en «trollear» es el Presidente de los Estados Unidos Donald Trump, lo hace a diario a través de Twitter. Pero también lo hacen cientos de miles de personas que no tienen cargos públicos ni responsabilidades de gobierno

Cuando el eje de una discusión está regulada por un troll, estamos mal como sociedad. Expertos en provocar a través de una exposición saturada, en nombre de la transgresión se arremete contra todo, instituciones, personas, sensibilidades, democracia. Dicen que vivimos en la postideología. Cualquier cosa tiene valor porque nada importa y todo se olvida en un clic.

Proyectar una discusión política, plantear un programa de acción y responder a las causas y consecuencias mediatizados por la presencia de trolls es hoy día una desinteligencia política, principalmente para los políticos que les responden.

La gente se divierte con los trolls. Como se dice vulgarmente «son un cago de risa». Si sos político y te enojas con un troll seguramente vas a perder.

Elio García

 

 

Salir de la versión móvil