Balacera perdida de algún escritor

Pintura Mauricio Paz Viola

Por Salvador Biko – Escritor Uruguayo
Pintura Mauricio Paz Viola  |

Disparar las palabras como las balas en sus letras, es la porción del escritor, no sé si la virtud, pero el no sé, es el condicionamiento para seguir investigando, entrando en los mundos que conoces para ver lo que a quedado en algún tintero hueco que vuelves a llenar. En tomar carreteras que dejaste sin transito por el desasosiego. Hacer cuando la gente abre los ojos un poco más legibles en la luz del día. Cuando la realidad es magra, oscura, pateando el salado mar de la confusión.

La maldita palabra del escritor que nunca ha dejado de ser maldita aunque sea bella, pues así el capitalista catolicismo y demás religiones lo han visto por siglos malgastando el tiempo en la atea postura donde todo puede ser… por ser maravillosamente laico cagar toda la mierda que no quieren escuchar.

Igual el amor es la cúspide de los sentidos, lo verdadero, lo bueno y lo malo está en él, el tema es no caer en la mediocridad desgastante del ser humano donde buitres miran desde arriba con sus ojos satisfechos. La gloria, el desprecio, la corrupción del “bajo precio de la necesidad”, del yugo expuesto que nos rodea al fin esclavo de miles y miles de años de la condición humana. Así siendo reiterativos arruinamos otras grandes condiciones humanas.

No me haré el moralista, pues no saldría con una careta de moral, pues la moral debe morar en algún lugar bestial. Léase bestial con la imagen de la bella y la bestia. La belleza exterior puede ser más bestial que lo interior. Dentro de todo esto pregunto. ¿Cuál es la belleza? ¿El pensar que somos dueños de algo y compartirlo? Alguno diría – O se puso hippie –
¿O poder sería esta mierda que se llama dinero? Allí caemos nuevamente a lo que vivimos nuevamente. En lo que nos gusta hacer oídos sordos… uuu que sorpresa la historia vieja ya de lo que paso con la Fifa, la del joven Figueredo… ja ja por favor. Cierro los ojos y pienso por que caigo en un lugar como este. Ronda frente a mí en la mesa la foto original que es tapa de mi último libro, un amigo se toma la cabeza afligido, en la escalera oxidada donde esta sentado, junto a él la frese “Prohibido el Acceso”.

Ahora internado en esa escalera oxidada subo imantado a mirar desde lo alto el precipicio mientras veo volar pterodáctido gritando ese chillar voraz, aterradoramente desafinado de miradas frías, de garras afiladas, del desmadre del desquicio, del sabor del vicio. Al tocar tierra satisfechos mutan en lascivos seres con sus miradas psicóticas, de ojos inmóviles, codiciosos y sosos. Que fauna excreta, rozagante de gorditos pomposos, de mofletes rosados de whisky, de puestos descomunales, de sueldos asentados a sus asientos, de ñoquis de no solo el veintinueve, de ratas de alcantarillas sueltas en la ciudad, de uno en uno, de dos en dos, de el ladrón dentro de tu lugar de la traición sentado a tu mesa, de la desconfiada masa humana.

Hay veces que me pregunto si la verdad existe, entonces me pregunto si la justicia existe o si es tan ciega que nunca vio nada. Entonces cuando ya no crees en nada, “por que la nada se va comiéndolo todo” dijo La Historia Sin Fin, (quien quiera ver esta película se la recomiendo para sus niños).

Escribes algún artículo desarticulado como este que no parece tener sentido, que solo parece la práctica de un escritor derrochando balas en la psiquis compuesta del lector que ya no sabe si entiende o es todo una parranda. Ese es el trabajo del escritor, hacer en cierta forma pensar o desarticular lo que día a día, hora tras hora, minuto a minuto se vende a la inconsciencia  excremental que nos venden las informaciones masivas del mundo.

Como ya aclaré, los escritores no son santos, datan mucho de eso, menos esta clase, pero dan asumida cuerda a la culpa de que tal vez todo podría ser un poco mejor, aunque la historia dice que no vamos a cambiar hasta el fin del mundo. Pero la esperanza es lo último que se pierde o será el soplo de la muerte? Aún hay mensajes, acciones, momentos, emociones, imágenes, gemidos compartidos, cooperaciones, sensibilidad, música, silencios por lo cual siempre es bueno levantarse…

 

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