Calientacamas: confort vs. riesgo.

A raíz de la tragedia ocurrida en Fray Bentos el pasado miércoles, cuando una pareja murió intoxicada con monóxido de carbono tras generarse un cortocircuito con el calientacamas, surge la pregunta: «¿es seguro usar ese artefacto?»

Los promotores de los calientacamas sostienen que no existen peligros en su uso si se respetan las advertencias, precauciones y recomendaciones especificadas en el manual de instrucciones del producto.

Para evitar que se produzcan cortocircuitos, roturas o cualquier otra eventualidad, se debe cumplir con algunos requisitos. Antes de conectarlo, se recomienda revisar que el producto se encuentre «en buenas condiciones físicas, que no esté roto en ninguna parte y que el enchufe se encuentre en buena forma, al igual que el control de temperatura».

A la hora de usarlos, los manuales especifican que el calientacama debe colocarse lo más extendido posible y sin pliegues para evitar el sobrecalentamiento de las partes, y al guardarlo deben hacerse respetando los dobleces de fábrica como forma de «proteger la estructura del calefactor», ya que su interior está recubierto de cables. No respetar eso puede provocar que alguno de los cables se rompan generando algún accidente eléctrico.

El calientacamas debe colocarse siempre entre el colchón y la sábana de abajo, y nunca directamente sobre el cuerpo de la persona. De acuerdo a los fabricantes, estos aparatos tienen una vida útil aproximada de 5 años, por lo que luego de este tiempo se recomienda desecharlos para así evitar posibles accidentes. Los precios de estos productos, muy usados en invierno, rondan los $ 600.

Los expertos consideran que de no tomarse las precauciones recomendadas, se corren riesgos de «producir un sobrecalentamiento de las partes que podría causar cortocircuitos, incendio y daños físicos».

Fuente: El País.

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