El Carmelo

Foto: Mariana Beron

Por Maximiliano García |

 

EL CARMELO

La etimología de la ciudad fundada por Artigas.
(un artículo que no deja de pasar a su tiempo)

Dícese que en este lugar lo primero que hubo en los años de la conquista luego de que por aquí cerca se hicieran un asado con Solís, fueron barracas de negros esperando ser vendidos en Colonia, Montevideo, Buenos Aires, Santa Fe, etc.

 

A mi particularmente me gusta pensar que la rebeldía y el espíritu de esa gente clamando libertad quedo latente en el purgatorio de su esclava vida, en los cuerpos que sucumbieron, en la esperanza y el sacrificio por no dejarse vencer… ahí comienza nuestra historia, ahí comienza la historia por sus gritos y lo que somos.

 
Salteemos unos cuantos años llegando directo al prócer. El pueblo de las Víboras se quiere mudar y se lo hace saber al don José. El jefe de los Orientales, criollo, ex blandengue, contrabandista y tal vez el mayor conocedor de las fronteras piensa; que mejor para su campaña que un pueblo puerto, con entrada a un arroyo transitable para sus corsarios que por casi veinte años dominaron el Atlántico.

 

Bueno algún erudito de la historia que siempre fue leyenda me podrá corregir pero no le valdrá la pena. Pero cuentan por lo que sabemos que los corsarios artiguistas eran los mejores del Atlántico, los había orientales, argentinos, brasileros, venezolanos, ingleses, yanquis, etc.

 

Artigas regalaba matrículas a estos hombres a cambio de un poco de sus botines. Era los mayores corsarios de este océano y el pueblo del Carmen o Carmelo que estaba muy santiguado por su virgen jesuita, un gran comercio para el corso. Se dice que un corsario argentino llegó a bombardear una ciudad yanqui (luego lo cagaron a pedos), y que otro inglés llevó  sus valores a la bolsa de Londres.

 

Bueno lo fundamental está en que entre la pequeña oligarquía de la ciudad, la causa revolucionaria, la iglesia y la libertad del viento donde surcan los mares las almas indómitas iba naciendo esta ciudad, la ciudad que fundó Artigas.  Bueno no nos olvidamos de Charles Darwin, que también parece anduvo por aquí, aún no sabemos si por la exótica naturaleza, por la energía o por que se durmió una siesta (nos gusta la siesta a los carmelitanos).

 

Escuché por allí que durante la gesta libertadora hubo una batalla por estas tierras.
Luego aparece el hombre que le gustaba bastante el arte de la guerra, el pibe este general Garibaldi, dícese que anduvo sentado en por lo que hoy es el barrio Lomas aturdido por la naturaleza, viendo su próxima jugada, reflexionando qué carajo hacia en este país que no se podía poner de acuerdo.

 

Hagamos un repaso, ya tenemos espíritu clamando libertad, aventureros del mar, comerciantes hábiles, jesuitas, pequeños oligarcas, garcas, bucaneros, héroes, bares, meretrices, contrabando, juego, hacendados, todo lo que trae el puerto… a finales del siglo XIX y principio del XX comienza la explotación de la canteras, llegan desde la vieja Europa anarquistas y comunistas, se crean los grandes astilleros Mianovich y sus grandes barcos de placer.

 

Contradicción, pero de los choques como de dos chispas al raspar la piedra puede nacer el fuego. Es así como somos un puerto de paso, de arrabales y piringundines, ya escucho las milongas, tangos, alguna bandolina, guitarras, taba, truco, grapa, amarga y vino. Estamos rodeados de viñas, en pocos lugares del Uruguay se puede tomar vino suelto de la calidad del nuestro.

 

Siglo veinte cambalache sin tecla justa, el delta del Paraná, el contrabando y todos nadamos en el mismo bando, las revueltas por Calcar, los molinos harineros, zafras, quilombos (es famoso el quilombo carmelitano), el viejo puente roto, el nuevo puente a tracción humana cual solo hay dos en el mundo y tanto descuidamos (podríamos proponerlo a la Unesco).

 

El monumento que es esa grúa, los adoquines perdidos, la casa del Sodre con sus animales ahora descuidados, casi extintos. El Crepúsculo que tiene su caída como uno de los dos mejores del mundo según una revista internacional. El extenso atracadero, lo Maffoni, el Rowing, la farola, el remo y sus olimpiadas, el triatlón que fue el primero del Uruguay, los campeones de paleta Las playas, la Isla Sola, el bar la Perla, el Vesubio, la Bohemia, lo Perrini.

 

Las murgas que ya no están, los tablados de esquina, el carnaval, el oso, el indio Candioti, Paragûita, Keny, el candombe. Mareco, Román, José Reinoso, Javier Gil, el Pardo Herrera, El Tero Camblong, la música que fluye por la venas de la ciudad, Regino Aguirre… la poesía que no deja de brotar, las pinturas, el arte de esta pequeña Babilonia, el cine Patria, el Teatro Uama, el bendito arroyo de las Vacas… el nuevo siglo y tanto ruido, los trabajadores de otras ciudades que llegan, los ruidos molestos del tránsito, los pozos, el cambio de la ciudad que en su esencia sigue igual rebelde como nació…

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